Friday, May 31, 2024

ABUELITA ROSARIO [LÒPEZ VÁZQUEZ] El ángel del recuerdo +

ABUELITA ROSARIO. El ángel del recuerdo.

Fotos personales tomadas el 29 de mayo de 2029
Es interesante analizar esta placa conmemorativa. En ella vemos como figura central aquello que podríamos titular el ÁNGEL DE LA MEMORIA con el atributo en su mano de una ANTORCHA encendida justamente símbolo de homenaje y recuerdo. Prestarle atención a los detalles de las alas y al gesto tan sereno de apoyarse en la dedicatoria que dice: "ABUELITA ROSARIO. Estarás siempre en nuestros corazones...Tus nietos Gabriela y Daniel y la bisnieta Natasha. 10 de septiembre de 1992". Esta placa lleva la firma de la empresa que la realizó: Constante Rossi. Florida 182. B.A. Se encuentra en el frente del monumento funerario cuyo titular es LÓPEZ VAZQUEZ



Tuesday, May 28, 2024

BIENVENIDO ESTEFANELL. Un lenguaje simbólico complejo.

BIENVENIDO ESTEFANELL. Un lenguaje simbólico complejo.

Fotos personales tomadas el 24 de septiembre de 2019, el 16 de diciembre de 2021 y el 4 de mayo de 2024
En su aparente simplicidad de arquitectura neo clásica este monumento funerario adquiere una complejidad interpretativa asombrosa. En su frente vemos en la parte superior un primer FRONTÓN con su TIMPAÑO VACIO. A ambos lados vemos dos vaso con LLAMAS VOTIVAS para simbolizar el compromiso de hacer memoria. En la cartela aparece el nombre del titular y debajo un segundo FRONTON curvo con ACROTERAS en sus extremos. En el centro de ese tímpano aparece una CORONA que anuncia la victoria de una ESTRELLA DE CINCO PUNTOS O PENTAGRAMA. Finalmente sobre la puerta el conocido CRISMÓN formado con las dos primeras letras del alfabeto griego que constituyen el nombre de CRISTO y que es como una confesión de fe. BIENVENIDO ESTEFANEL nació alrededor de 1851 en la región de Gerona, en Cataluña. España. Completan este afrente las PILASTRAS con mero sentido estético y su capiteles semi corintios. 
La ESTRELLA DE CINCO PUNTAS o PENTAGRAMA, al pasar por diversas culturas, épocas y grupos a lo largo de la historia de la humanidad ha ido tomando diversos significados. Tanto el cristianismo como el comunismo que la adoptó para su bandera, ha hecho un uso intensivo de este símbolo por lo que es muy delicado concederle un simbolismo unívoco sino que depende de la institución que lo utiliza. El famoso dibujo del arquitecto Vitruvio, tal como lo imaginó Leonardo da Vinci, el cuerpo humano es reflejo armónico de una estrella de cinco puntas. Es decir, simboliza el ser humano en su perfección física. La cuatro puntos simbolizan los elementos de la naturaleza dominados por el ser humano que es la quinta punta superior. Por ello uno de los muchos significados es el ser humano en equilibrio y con el poder de dominar la creación. También la elección del NÚMERO CINCO no es arbitrario ya que simboliza con sus cinco puntas los cinco sentidos, extremidades dominadas por la cabeza. También el número cinco se relaciona con los elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire, fuego y por último, el tiempo. Es, por tanto, un símbolo que concentra todo el poder y la fuerza del ser humano, combinándola con los poderes de la naturaleza: la tierra, el agua, el aire, el fuego y el tiempo. Y no podemos dar por terminada esta explicación de su simbología sin hablar de la proporción áurea. Este término matemático aparece en todas las formas de vida y en la anatomía propia del hombre. Por supuesto, la estrella de cinco puntas también cumple con ella. Los cristianos le van a relacionar con los CINCO LIBROS DEL PENTATEUCO, los primeros libros de la Biblia que se atribuye a Moisés como su autorTambién se relaciona con los CINCO ESTIGMAS de Cristo en la cruz: sus pies, sus manos y su costado atravesado por la espada del soldado romano. En la Edad Media, esta estrella denominada PENTAGRAMA adquiere protagonismo en los símbolos de las diversas órdenes cristianas de caballeros ya que representa las cinco virtudes que se esperaba de estos monjes-militares: generosidad, cortesía, castidad, piedad y caballerosidad. Por supuesto, el pentagrama o estrella de cinco puntas invertida adquiere un simbolismo totalmente opuesto. 






Monday, May 27, 2024

DOMINGO BADINO. Un inmigrante emprendedor. Alegoría del triunfo

DOMINGO BADINO. Un inmigrante emprendedor. Alegoría del triunfo.

Fotos personales tomadas el 4 de mayo de 2024
Esta es otra de las muchas placas que hace memoria de un inmigrante que con esfuerzos y méritos propios logra construir una empresa que aún hoy se siente orgullosa de sus humildes comienzos. En la placa conmemorativa podemos leer: "A DOMINGO BADINO. Q.E.P.D. Los empleados y obreros del MOLINO ARGENTINO a su digno fundador. 27 de julio 1839-31 agosto- 1918". En ella vemos a la izquierda una figura femenina que con dificultad podríamos llamar doliente porque no tiene ninguno de los atributos como para identificarla como tal. Me atrevo a pensar que más bien es una alegoría del triunfo y la gloria que esta personalidad cosecho a lo largo de su vida y que sus empleados y obreros reconocen. Detrás de esta figura vemos lo que posiblemente fueron los primeros edificios de este molino. También me llama la mirada de estos bustos que en general parecen mirar ese horizonte prometedor de un mañana mejor. Ver el CIRCULO de eternidad que enmarca este busto y la rama de laurel que lleva esta figura en su mano mientras descansa pensativa sobre el círculo que rodea al busto. A la derecho vemos un TRIPODE con una LLAMA VOTIVA que es un compromiso de memorial permanente. Domingo Badino nació el 27 de julio de 1839 en Italia.  
RECURSO.
En el año 1897, Don Domingo Badino, logró transformar lo que comenzó como un negocio de ramos generales, en un molino harinero en la ciudad de Buenos Aires.
La férrea voluntad de crecer, vinculando el alma familiar con el amor a la nueva tierra, hizo que con esfuerzo y sacrificio, los primeros años vieran crecer la Empresa con la mejor tecnología de la época y con verdadera vocación de futuro.
Luego de sucesivas ampliaciones e incorporación de tecnología de avanzada llegó el momento más trascendente de nuestra historia: el traslado de la Planta al partido de Luján, en la localidad de Open Door. Hoy nos encontramos, en una ubicación estratégica inmejorable para recibir materia prima, proveer harina al mercado local, además de contar con un rápido acceso a rutas internacionales y puertos.




Sunday, May 26, 2024

JOSÉ DE LA CUESTA RUFINO. La belleza está en el detalle.

JOSÉ DE LA CUESTA RUFINO. La belleza está en el detalle.

Fotos personales tomadas el 4 de mayo de 2024
El poder sacar fotos y luego ampliarlas permite ver detalles que muchas veces son difíciles de ver a simple vista. Aquí vemos un monumento funerario neo clásico donde podemos ver que una CUPULA que imita otras cúpulas celestiales que la protege bajo su sombra. Vemos el FRONTÓN con un TIMPANO vacío y ACRÓTERAS en sus ángulos. Sobre el dintel de la puerta vemos una CLEPSIDRA ALADA para recordarnos a nosotros que el tiempo vuelo y que nos recomiendo que sepamos utilizarlo con sabiduría. A ambos lados dos columna con estrías pero con CAPITELES que se asemejan a los de estilo dórico pero tienen algunos elementos nunca visto: ANTORCHAS INVERTIDAS unidas por lazos para confirmar que aún en las tinieblas de la misma muerte, la luz de la vida y el afecto familiar continúan. En una de las placas conmemorativas podemos leer: "JOSÉ DE LA CUESTA. 1859-5 mayo-1959. Su esposa e hijos en el centenario de su nacimiento" Estaba casado con MARÍA NIEVES PADILLA FRIAS, nacida el 1 de febrero de 1872 y fallecida el 10 de abril de 1965 a los 93 años de edad. También podemos preguntarnos por el simbolismo de los múltiples lados de esta arquitectura y si nos ponemos demasiado detallistas podríamos hablar del PODIO sobre el cuál se asienta este edificio. 







RICARDO PASSO. Introducción al mundo simbólico

RICARDO PASSO. Introducción al mundo simbólico

Foto personal tomada el 16 de diciembre de 2021
El lenguaje simbólico tiene una verdadera gramática que tenemos que tener en cuenta cuando intentamos comprender sus significados. La función de un símbolo es muy parecida a la de un signo y muchas veces utilizamos esas palabras casi como sinónimos. En general el SIMBOLO tiene un mensaje más profundo. El signo tiene una estructura muy próxima a lo que intenta representar, como son las señales de tránsito en calles y caminos. En cambio el SIMBOLO es una representación más compleja e indirecta de aquella idea abstracta que quiere significar. El lenguaje simbólico a diferencia de la gramática de los signos ha gozado de una valoración casi religiosa o mística y sagrada. Ciertos símbolos por su forma y contenido son de transversales a épocas y culturas diferentes ya que son casi una introducción a lo que Karl Jung denomino el subconsciente colectivo y universal. Esas imágenes de un cierto valor universal son lo que se suele llamar ARQUETIPOS PRIMORDIALES. Esos símbolos que se constituyeron en el pasado, tanto lejano como reciente, conservan su significado aún cuando no se los reconoce abiertamente. Esta pequeña placa conmemorativa que dice: “Al subteniente RICARDO PASSO. En el segundo aniversario de su fallecimiento. Sus compañeros. 12 de junio de 1908” es como una breve introducción al lenguaje simbólico: El simbolismo del BUSTO que se remonta a más allá de la Roma clásica nos lleva a pensar en una presencia real del homenajeado, siempre reflejado en su plenitud porque Dios siempre nos ve de esa forma. El CÍRCULO que rodea el busto, al igual que todo forma circular en el Cementerio de la Recoleta, expresa el anhelo de eternidad, de vencer el paso del tiempo. Al pie de esta placa conmemorativa vemos una figura femenina a la que le podemos atribuir el carácter de ALEGORÍA ya que a diferencia de una DOLIENTE lleva su cabellera descubierta y es portadora de elementos que podemos interpretar con un homenaje al valor y el triunfo. Esta placa se encuentra a un costado del monumento funerario de JUAN JOSÉ PASSO


Friday, May 24, 2024

FAMILIA JUAN CRISOL. Un templo circular para la eternidad.

FAMILIA JUAN CRISOL. Un templo circular para la eternidad.

Fotos personales tomadas el 6 de mayo de 2019.
La elección de un determinado estilo arquitectónico me parece que no es inocente. Entiendo muy bien quienes le da a lo que aparentemente será su última morada un aire muy egipcio porque la búsqueda de la eternidad es algo muy humano. Aquellos que escogen el estilo "clásico" muy afrancesado también los puedo entender porque muchas veces son réplica de la casa donde han vivido en los barrios cercanos o son el modelo de "petit hotel" en el que hubieran querido vivir. Pero me sorprende y me cuesta entender aquellos que escogen estos templos circulares con profundas raíces greco-romana. ¿Cuál puede ser el sentimiento que les lleva a esta elección?
Más abajo, en el espacio de los recursos podrán ver que sólo he encontrado datos de uno de los hijos de Juan Crisol que parece muy importante para la Ciudad de Córdoba.
En cuanto al templete redondo que ustedes contemplan en estas dos fotos del frente y dos fotos de la parte de atrás de la bóveda parece un verdadero trabalenguas. Este estilo de templete se llama MONÓPTERO (similar a un mono ambiente) que no podemos confundir con un PERIPTERO (templo circular con el altar o cella en el medio) que son variantes de los THOLES (templos circulares). Todo este vocabulario es totalmente nuevo para mi. Este templete en un mal estado es similar a otro que también he registrado y podré a la brevedad compartir.
RECURSOS.
Miguel Crisol nació en Buenos Aires en 1842, era hijo de una tradicional y encumbrada familia porteña encabezada por Juan Crisol y Felisa Inés Gándara. Estuvo casado con Elina Bernal Lynch (nacida en 1846), de quien tuvo dos hijas: Petrona y Elina Adriana Dolores Crisol Bernal.
Pasó en su juventud largos años en París, lo cual le permitió ser testigo y partícipe de los cambios y adelantos edilicios de esa metrópoli, lo cual después aplicaría en su proyecto de ensanche de los límites urbanos de Córdoba.
ARQUITECTURA. TEMPLETE GRECO ROMANO.
En arquitectura, un [templo] monóptero (del griego antiguo: ὁ μονόπτερος, cuyo significado es 'de una sola ala'; derivado de μόνος, 'único', 'singular', 'solo' y τὸ πτερόν, 'ala') es una edificación sencilla constituida por una columnata circular que soporta una techumbre sin ningún muro. Es un caso especial del templo períptero, con un círculo de columnas alrededor de la cella. Cuando el templo circular además de las columnas también tiene una cella cilíndrica dentro, entonces se habla de monoptero-periptero.
A diferencia de un tholos (que, en sentido amplio, designa un 'templo circular'), no hay una cella. Sin embargo, en la Antigua Grecia y especialmente en la Antigua Roma, el término era utilizado también para designar un tholos. En esa época, las edificaciones monópteras servían, entre otras cosas, como una especie de baldaquino para cobijar una imagen a la que se rendía culto...
En la arquitectura barroca y clásica, el monóptero, como "templo de las musas", fue un motivo popular en jardines ingleses y franceses así como en algunos parques alemanes, como en el "jardín Inglés" de Múnich, ...






JUAN LARREA. Su memoria se la custodia en algún lugar del Cementerio.

JUAN LARREA. Su memoria se la custodia en algún lugar del Cementerio.

Fotos personales tomadas el 4 de mayo de 2024
Siempre es importante recuperar memorias que flotan en los rincones de cada sendero de la Recoleta. En la Edad Medía existía la costumbre de encomendar los cuerpos de los difuntos a lo que se llamaba AD SANTOS, es decir a un lugar donde no era necesario colocar una lápida para identificarles porque se pensaba que Dios, en el día de la Resurrección les conocía a cada uno perfectamente. Creo que en el caso de este valiente inmigrante que se consideró un ciudadano comprometido, su memoria no necesita saber con rigor científico el lugar en que se encuentran sus restos porque en realidad esta en la memoria de todos nosotros.
RECURSO
La tumba perdida de Juan Larrea, el suicida de la Primera Junta
por MIRÁ BUENOS AIRES
De los miembros de la Primera Junta, quizá Juan Larrea haya sido, por décadas, uno de los menos conocidos, junto con Domingo Matheu y Miguel de Azcuénaga. No hay dudas de que murió olvidado.
Por más que su nombre designó a una calle de Buenos Aires (que recorre los barrios de Once, Balvanera, Barrio Norte y Recoleta) y varias del interior; por más que sus estatuas adornen la Plaza “Herrera” en Barracas y una esquina de Berisso, nunca fue de los más recordados.
A los breves estudios biográficos o artículos que aluden a él, publicados por Ángel Justiniano Carranza, Atilio Barilari, Ricardo Monner Sans, Adolfo P. Carranza, Gregorio Rodríguez y Carlos Urien, se sumó en 1928 la más completa monografía de Pedro Isidro Caraffa, buscador incansable de la partida de nacimiento del prócer de Mayo.
DE LA ETAPA MERCANTIL EN TIEMPOS COLONIALES AL ACTIVISMO REVOLUCIONARIO
Larrea llegó a Buenos Aires a comienzos del siglo XIX. Era catalán, como Matheu, y había nacido probablemente en 1782. Pronto prosperó en el comercio porteño, haciendo gala de esa habilidosa inclinación catalana. A causa de sus conocimientos náuticos se amplió al ramo de armador de barcos. De hecho, en 1808, el Cabildo lo invistió como capitán de un buque que debía inspeccionar la costa de Colonia en la Banda Oriental.
De ideas liberales, fue síndico del Consulado de Comercio y, con ocasión de la primera Invasión Inglesa, en 1806, solicitó al virrey Sobremonte la creación del batallón “Voluntarios de Cataluña”, del cual fue capitán en 1807. En 1809 se sumó al movimiento encabezado por Martín de Álzaga para lograr la destitución del virrey Santiago de Liniers, falsamente sospechado de alineamientos napoleónicos. Pero ya desde el año anterior frecuentaba las reuniones conspiradoras en la jabonería de Vieytes, en la quinta de Orma o en la casa de Rodríguez Peña.
Pese a esta temprana adscripción a la idea revolucionaria, no participó en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, aunque tal era su prestigio en la plaza mercantil local, o tal su compromiso como miembro de las logias (o ambas cosas a la vez), que su nombre fue inmediatamente incluido en la Primera Junta. Tenía escasos 27 años y, más allá de su buen juicio, era lo bastante rico como para prestar auxilios económicos a la “causa”. Esa holgada posición parece justificar su renuncia al sueldo asignado.
Juan Larrea no participó del cabildo abierto del 22 de mayo de 1810. Fue convocado a la Junta por su posición en la sociedad rioplatense, donde era un próspero comerciante. En ocasión del destierro del virrey Cisneros, fue él quien proveyó el cúter inglés en el cual se embarcó el funcionario depuesto.
Coherente con su intentona destituyente de 1809, su voto fue decisivo para sellar la suerte aciaga de Liniers. El liberal se volvía, ahora, contagiado por Moreno, un inclemente jacobino. Por lo mismo, la asonada del 5 y 6 de abril de 1811 lo encontró en el bando opositor a Saavedra, a Martín Rodríguez, a Tomás Griega y al fiscal Campana y ello determinó su salida de la Junta, al lado de Rodríguez Peña, Vieytes y Azcuénaga, con destino a su presidio en Luján. Luego fue remitido a San Juan de Cuyo, porque se lo tenía por peligroso y faccioso. Sólo pudo regresar a Buenos Aires en 1812, como diputado por Córdoba ante la Asamblea Constituyente convocada por el Triunvirato y que no llegó a dictar ninguna constitución. Por esa misma época, sus hermanos Ramón y Bernabé solicitaron su carta de ciudadanía americana.
Como miembro de la Asamblea del año XIII, disfrutó de la compañía de sus cofrades liberales y otros afiliados a la Logia Lautaro. Presidió las deliberaciones durante un mes y su firma aparece rubricando la ley que declaró el 25 de Mayo como fiesta cívica, y aquella otra que estableció el Himno Nacional como canción patria, entre otras.
Como presidente temporario de la Asamblea del Año XIII, a Juan Larrea le tocó rubricar la ley que declaró el 25 de Mayo como fiesta cívica y la que estableció el Himno Nacional como canción patria
A su ingenio práctico se debe la organización, casi milagrosa, de la primera escuadra naval argentina, fletada para rendir a Montevideo. No en vano se lo considera el creador de nuestra marina de guerra. También a su inteligencia se debe la primera ley de aduanas, con exenciones a favor de instrumentos de minería, de artes, de ciencias, de oficios, libros, imprentas y armas las servicio de la guerra emancipadora. Además, favoreció la temprana fabricación de armamentos en el país. Y fue suyo, asimismo, el proyecto no concretado que mandaba establecer la Casa de Moneda en Buenos Aires, trayendo a los operarios de Potosí (emigrados a Tucumán luego de la derrota de Ayohuma) y, con ellos, lo “cuños patrios”.
La estrepitosa caída directorial de Carlos María de Alvear, en 1815, arrastró a Larrea, que fue encerrado, engrillado y sometido a imputaciones injustas. Por más “alvearista” que haya sido, no parece cierto ni verosímil que haya malversado caudales públicos. Luego de un voluminoso proceso plagado de acusaciones tendenciosas, fue expatriado a Europa y sus bienes fueron embargados. Uno de sus amigos condenados, Hipólito Vieytes, no llegó cumplir sentencia ninguna, pues murió de “lipemanía” (vale decir, de depresión), un presagio ominoso para el propio Larrea.
En rigor, éste supo defenderse de los numerosos cargos que se levantaron en su contra, muchos de los cuales debieron originarse, quizá, en los contratos, las retenciones de fondos y otros tejemanejes del habilidoso Guillermo Pío White. Llamativamente, mucho después de la muerte de este comerciante bostoniano afincado en el Río de la Plata, el gobernador Bartolomé Mitre celebró un convenio con el gobierno norteamericano mediante el cual se pagaron indemnizaciones a los herederos de White.
DESTIERRO Y REGRESO
Larrea pasó a residir en Burdeos (Francia), tomando ventaja de sus contactos con el comercio de aquella villa portuaria. Pero volvió a Montevideo con escasos medios para mantenerse a sí mismo, a su madre y a sus hermanos (recuérdese que era soltero). Buscó entonces el amparo de Bernardino Rivadavia y del general San Martín. Este último, ya sea por natural magnanimidad, ya por disciplina de logia, pasó por alto y hasta le perdonó el desliz “alvearista”. Y asistió a su familia con la libranza de una suma de dinero sobre Londres. Un dato adicional: su hermano Ramón Larrea había combatido a las ordenes de San Martín en San Lorenzo como ayudante de Granaderos a caballo, y en aquel trance, le fue muerta su cabalgadura y destruida a balazos su espada.
Aprovechando la “ley de Olvido”, o perdón político de 1822, y el encumbramiento de su amigo Rivadavia, regresó a Buenos Aires y al comercio. Pero en 1823 fue comisionado para recabar presupuestos de arquitectos en Paris a efectos de la terminación de la Catedral, aunque finalmente prevaleció la propuesta de Prospero Catelin, quien ya vivía en nuestro país.
En 1826, en sociedad con su hermano Ramón, proyectó establecer una línea postal con El Havre, pero el comienzo de las guerras civiles frustraron el negocio. Mejor suerte corrió, en cambio, su emprendimiento saladeril, para el cual contrató en Paris al químico Antonio Cambaceres, introductor de un procedimiento industrial novedoso y cabeza de una conocida progenie franco-argentina.
En 1828 el gobernador Manuel Dorrego lo designó cónsul en Burdeos, pero un nuevo contratiempo frustró sus gestiones, a raíz de la ley de convocatoria a las armas de extranjeros, en 1829. Larrea debió ser el portavoz y el diplomático de nuestro gobierno ante Francia, sosteniendo criterios enfrentados a la opinión del cónsul francés J. Washington Mendeville. Otros incidentes vinieron a hacer más incómoda la permanencia en suelo francés y Larrea aprovechó la necesidad de atender asuntos privados para regresar a su patria adoptiva, en 1830. Pero ya estaba don Juan Manuel de Rosas en el gobierno y se dio por concluida su misión.
Seguramente no era un funcionario grato al nuevo régimen, teniendo en cuenta que su juez de 1815 había sido el doctor Manuel Vicente Maza, cercano ahora al gabinete de Rosas. Se ha sostenido que las frecuentes multas que la nueva administración aplicó a su almacén naval lo llevaron a la quiebra. Y no sería de extrañar el recelo del Restaurador, sabiendo que el hermano Ramón ya estaba en las filas de Juan Lavalle.
Empobrecido, Larrea pasó a la otra orilla, alternado residencias en Colonia y en Montevideo, y volviendo a Burdeos, pero sin éxito en su tentativa de recuperar la solvencia financiera de antaño.
Retornó a Buenos Aires pobre y muy abatido. Era como una sombra viviente de aquel revolucionario dinámico, rico, vinculado y respetado. Ya nada le quedaba y en un rapto de desesperación se quitó la vida un 20 de junio de 1847, a los 65 años. Curiosa efemérides aquella, pues ese mismo día, veintisiete años atrás, moría, también empobrecido y olvidado, el general Belgrano.
DOS VERSIONES DE SU MUERTE Y UNA TUMBA PERDIDA
Pedro Isidro Caraffa consignó dos versiones acerca de la muerte de Larrea. Según Carlos Urien, el final lo causó un disparo de pistola, ya que escribió, escuetamente, que “se voló los sesos”. Pero según el alférez de navío Serafín José Gonzalves, Larrea se habría degollado con una navaja de afeitar en casa de un amigo donde permanecía oculto por depresión y temor a Rosas.
El cadáver de Larrea, último sobreviviente de la Primera Junta, fue enterrado en el cementerio de la Recoleta, en medio de la indiferencia general. Hasta hoy, se ignora el sitio exacto de su sepultura.
EL MONUMENTO EN BARRACAS
Cuatro años antes del Centenario de la Revolución de Mayo, el historiador Adolfo P. Carranza gestionó la creación de una comisión orientada a erigir en la Capital los monumentos a los miembros de la Primera Junta que, a diferencia de Manuel Belgrano, no tuvieran aún sus estatuas en las plazas porteñas.
La comisión fue designada por la Municipalidad en 1907 y la integraban el general José Garmendia, el contralmirante Atilio Barilari, José Matías Zapiola, Carlos M. Coll, Vicente Fidel López, Adolfo Dávila, José M. Ramos Mejía, Carlos Saavedra Lamas, José Luis Cantilo y Ernesto de la Cárcova, junto al propio Carranza.
La estatua de Juan Larrea fue encomendada al escultor Arturo Dresco, un destacado artista que descolló en materia monumental. Fue uno de los tres argentinos que obtuvieron encomiendas en ese concurso (Dresco, Mateo Alonso y Lucio Correa Morales); los otros fueron un argentino naturalizado (Torcuato Tasso), dos españoles (Miguel Blay y José Llaneses), un francés (Henri Cordier), un alemán (Gustav Eberlein) y un belga (Jules Lagae). La escultura costó $25.000, el mismo precio que las de Alberti, Matheu, Paso, Vieytes, Azcuénaga y Saavedra. El contrato (firmado el 2 de noviembre de 1908) estipulaba que la estatua debía ser de bronce y medir 2,20 metros. El prócer iba a ser representado de pie, frente a un friso (o más bien una estela o un simple muro revestido de piedra) que, a su vez, luciría una representación en bajorrelieve del fuerte de Buenos Aires y la primera escuadra en el momento de su partida hacia Montevideo. Como puede advertirse, el programa iconográfico era consistente con la actuación más identitaria de Larrea en la Junta: la organización de la escuadra patriota de guerra.
En noviembre de 1909, el Intendente municipal resolvió dónde debía levantarse el monumento, con alguna disconformidad de los miembros de la comisión ad hoc que, además, había indicado dos inscripciones epigráficas que el artista no incluyó: “Organizador de la escuadra argentina en 1814″ y “Vocal de la Primera Junta de 1810″.
Fue emplazado en la Plaza “Herrera” del barrio de Barracas y se inauguró en la soleada mañana del 12 de junio de 1910, dando comienzo la ceremonia ritual a las 10:30. Ya habían tomado ubicación en la calle Lamadrid dos compañías del 3º de Infantería, con la bandera de su cuerpo y su banda de música. Al costado del monumento velado se ubicó una Compañía de Marinería de desembarco; y en el fondo, cerrando la formación como una “U”, tomaron su sitio los cien músicos de la banda municipal.
Tras la ejecución del Himno Nacional (el mismo que Larrea había refrendado como canción patria en 1813, aunque ya abreviado en sus estrofas y ajustado en sus acordes por Pedro Esnaola), se descorrió el lienzo que cubría la figura de bronce y un largo y único aplauso fue ofrecido por la concurrencia. Entonces se adelantó al borde del tablado el contralmirante Barilari para pronunciar el primero de los discursos que marcaba el protocolo y que correspondía a la Marina por consistencia con la aportación naval de Larrea a la Independencia argentina. Luego, habló el Intendente municipal Manuel Güiraldes, quien recibió el monumento. Por último, pronunció unas palabras don Carlos C. Mansini, en nombre de los vecinos (curiosa viñeta de un tiempo en que los residentes de Buenos Aires tenían voz en las ceremonias oficiales).
El contralmirante Barilari pronuncia su discurso en la ceremonia de inauguración del monumento a Juan Larrea
El monumento todavía está allí. Y para los transeúntes desprevenidos que fijen su mirada en la extraña pose de la figura humana unas grandes letras que dicen simplemente “LARREA” puestas en el coronamiento del muro, indican, en la prieta síntesis de su apellido catalán, la memoria necesaria del último hombre de Mayo (el único suicida de aquel grupo) que sigue siendo un prócer casi desconocido.






SIMBOLOGÍA MASÓNICA. Una breve introducción a la Escuadra y el Compás.

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