ARS MORIENDI: LOS CEMENTERIOS COMO UN LIBRO ABIERTO DE BUEN VIVIR Y BUEN MORIR.
Fotos personales relacionadas con el texto: 1.Ángela Menéndez tomada el 14 de febrero de 2024. 2. Antonio Etchegaray. 29 septiembre de 2024. 3. Enrique Forges. 13 marzo 2921. 4. Juan C. Ure. 10 octubre 2020. 5. Antonio Piñero. 3 junio 2022. 6. 11 de mayo 2025.
En los siglos XIV Y XV, inmediatamente después de la Peste Negra que azotó Europa aparecen estos textos llamados en forma genérica ARS MORIENDI, es decir, consejos destinados a preparar la conciencia y el espíritu para un buen morir. Si tomamos como regla interpretativa del patrimonio funerario de este cementerio podremos lograr una perspectiva interesante y a la vez novedosa. Estos libros de espiritualidad que se conocen principalmente en dos versiones que se diferencian por su extensión, una larga y otra más concisa, tiene seis meditaciones o consejos que posiblemente podemos encontrar también en la iconografía funeraria de muchos cementerios. El primer capítulo del Ars Moriendi intenta encontrar un aspecto positivo de la muerte y comunicar serenidad. Es muy posible que este aspecto de esta literatura medieval pueda ser de cierta ayuda al pensamiento contemporáneo y no temer a la muerte hasta el límite de colocarla fuera de las fronteras de nuestros debates y diálogos. Como ilustración de este aspecto me gustaría compartir la estatua que acompaña la tumba de Ángela Menendez en el cementerio de la Recoleta, obra del escultor Lucio Correa Morales, titulada “Serenidad” donde vemos una figura femenina reclinada sobre una gran roca de granito done podemos leer la frase tomada del Padrenuestro: FIAT VOLUNTAS TUA.
El segundo capítulo o meditación es una recapitulación de las tentaciones que asalta a todo ser humano durante su vida y en especial a tener que hacer un balance de su misma existencia. Podemos hablar en un lenguaje actual en la falta de fe en la vida misma, la tentación de la desesperación ante los fracasos existenciales, la impaciencia en alcanzar esas metas, muy especialmente y muy presente en la iconografía funeraria: el orgullo. En ese sentido las muchas calaveras que vemos a lo largo de los senderos de este cementerio son un claro llamado a la simplicidad de vida ya que la muerte nos igualará a todos democráticamente. La avaricia que es la gestora de nuestra historia social y económica.
El tercer capítulo presenta la siete preguntas que todo ser humano se debe hacer al realizar un inventario de su trayectoria de vida y preguntarnos si hemos amado lo suficiente. En la iconografía funeraria podemos encontrar frecuentemente un corazón coronado por una llama que es justamente un recordatorio de la necesidad de construir nuestras vidas desde un ardiente e incluyente amor.
En el cuarto capítulo encontramos la vida de Jesucristo como un modelo a partir del cual podemos realizar una evaluación de nuestra propia vida. Son llamativos los muchos frisos con las diferentes etapas de la Pasión de Cristo en las cuales se proyecta la mirada sobre el pasado y el presente.
El quinto capítulo está destinado a aconsejar al entorno afectivo de todos nosotros para que nos puedan acompañar en forma informada y humana en ese rito de pasaje. Aquí podemos ver las muchísimas placas conmemorativas donde aparece la frase: SUS AMIGOS que le han acompañado al fallecido y aún hacen memoria de su vida luego de la misma muerte
El sexto capítulo, que habla de la oración adecuada para el final de la vida y que hoy podemos quizás traducir como la reflexión esencial que podemos construir en un diálogo con nuestro pasado para pensar en un futuro que queremos dejar en herencia. Un elemento que forma parte del repertorio funerario que son los RECLINATORIOS ya que se consideraba al cementerio justamente como un espacio en que se establecía ese diálogo con lo más profundo de nuestra existencia. Esta es una propuesta para repensar los cementerios desde otra perspectiva.
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