domingo, 5 de octubre de 2025

LUÍS R. GUELFO. La luz mediadora que comunica y transfigura

LUÍS R. GUELFO. La luz mediadora que comunica y transfigura.

Fotos personales tomadas el 27 de agosto de 2025.
Los vitrales forman una parte importante del patrimonio funerario y son un gran libro y recurso informativo que nos permite conocer la espiritualidad de un momento determinado de la historia. Son una combinación importante de devoción, teología, arte y técnica que ha permitido un diálogo entre lo divino y lo humano mediado por el color, la luz solar y arte. Se constituyen como grandes tapices o frisos que en forma dinámica intentan compartir un mensaje.
Siempre y en forma renovado nos podemos preguntar sobre el papel que este elemento juego en la construcción de un lenguaje simbólico funerario. Más allá de la técnica con la cual han sido construidos el aspectos más importante es considerar la figura que se ha escogido para ser un elemento activo en la mediación entre esa luz que viene desde lo alto y desde afuera y el interior que es el objetivo de esa iluminación.
Son verdaderas obras de arte que unen un aspecto estético con la devoción y el pensamiento teológico de una familia o comunidad. Las historias tomadas en general de las Escrituras cristianas colocan una aspecto de la vida del mismo Jesucristo, o de la Virgen María y de muchos santos para simbolizar una acción de presencia y acompañamiento que la trama de color profundiza. Son una forma de hacer próxima una presencia celestial deseada y esperada.
Los vitrales funerarios intentan poner en contacto y diálogo tanto un espacio como a las personas que los contemplan y por ellos se sienten iluminados. Su época de mayor esplendor lo podemos ubicar en el siglo XII con la aparición de la arquitectura gótica y su aplicación se mantiene con cambios de estilos hasta el presente.
Estas especies de páginas de un libro de devoción intentan con la luz solar fortalecer un mensaje simbólico importante. Una investigación integral de los vitrales que forman parte del patrimonio funerario nos puede permitir o facilitar descifrar ese libro de pensamiento teológico y de devoción de quienes han escogido la escena bíblica que se desea hacer presente o la intermediación de vírgenes, mártires y santos escogidos para cumplir esa misión.
Cada vitral es la narración de una historia con mensaje que van más allá de la estético o de una función práctica. Son verdaderas herramientas educativas que nos permiten conocer gran parte de la simbología funeraria. Nada es neutro en su composición. Cada color cumple una función en la comunicación de ese mensaje. El azul asociado tanto con lo celestial como con la pureza y piedad de la Virgen María. El rojo siempre se lo relaciona con la pasión de Cristo y con el sentimiento de sacrificio y martirio. Estamos frente a un código cromático muy detallado que siempre intenta comunicar una presencia utilizando esta interacción entre luz, el tema del vitral y la fuente de esa iluminación nos llevan a pensar en lo trascendente y como esa luz puede transfigurar un espacio.
En estos vitrales vemos en el centro la representación del dogma de la Inmaculada Concepción con nubes y querubines a sus pies que cumple una función mediadora importante acompañada a la derecha por la imagen de san José a quien podemos identificar por llevar como atributo una vara de azucena o un lirio como símbolo de su pureza. A la izquierda vemos otro santo convocado para esta función de iluminación, mediación y transfiguración. 




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