jueves, 13 de junio de 2024

OLIVERIO GIRONDO. La vida y la memoria de los poetas se entrecruzan.

OLIVERIO GIRONDO. La vida y la memoria de los poetas se entrecruzan.

Fotos personales tomadas el 6 de marzo de 2022 y el 12 de junio de 2024
Es interesante constatar como en el Cementerio de la Recoleta, las memorias de escritores, poetas y creadores se entrecruzan de la misma forma en que lo hicieron en sus propias vidas. Cada paso que damos en estos senderos anécdotas y murmullos enriquecen nuestra comprensión de la vida de ellos y las nuestras. Estas placas conmemorativas se encuentran en el monumento funerario cuyo titular es JUAN GIRONDO y que tiene una muy bella arquitectura NEO ROMÁNICA.
RECURSO.
El poeta que le “robó” a Borges su primer gran amor: quién fue Oliverio Girondo
Con solo cinco libros logró revolucionar la literatura argentina del siglo XX y todavía es considerado un “adelantado”, pero se ganó la enemistad del autor de “Ficciones” por conquistar a su prima, Norah Lange, de quien este estaba enamorado.
Por Fernando Pagano
Oliverio Girondo conoció en un evento en La Rural a su esposa Norah Lange, que le fue presentada por Jorge Luis Borges, con quien esta (su prima) había asistido en calidad de cita. Pero lo de Girondo y Lange fue amor a primera vista.
“¿Publicar? ¿Publicar cuando hasta los mejores publican ciento siete por ciento veces más de lo que debieran publicar?... ¡No! Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones. Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y de pensar”.
Hubo, en las primeras décadas del siglo XX, un poeta argentino que lo puso todo patas para arriba. De familia adinerada, tuvo una vida con un pie en Buenos Aires y el otro en Europa. Fue abogado pero nunca ejerció, porque solo estudió a cambio de que sus padres le permitieran viajar anualmente al Viejo Mundo. Fue pintor pero nunca expuso. Integró el grupo Florida, se empapó de distintas vanguardias artísticas y se codeó con los mejores apellidos del momento. Se anticipó un año al debut literario de Borges con un poemario que podría considerarse el “hermano mayor” de Fervor de Buenos Aires y, además, conquistó a su prima, la escritora Norah Lange, el primer gran amor del autor de Ficciones.
Hablamos de Oliverio Girondo (1891-1967), el escritor al que le bastaron cinco poemarios para erguirse como uno de los poetas más importantes de la literatura argentina, y no solo la del siglo XX, cuyo curso ayudó a definir con una obra corta pero potente que se sumergió en las profundidades del lenguaje para hacer estallar sus andamios.
Oliverio Girondo: "Todo libro debe justificarse a sí mismo, sin prólogos que lo defiendan o lo expliquen". Alejado de la pretensión de sus pares, que buscaban poner un pie en el panteón de los grandes de la literatura, Girondo tenía un compromiso distinto, uno que orbitaba únicamente alrededor de la poesía y la potencia del lenguaje. “Ningún prejuicio más ridículo que el prejuicio de lo sublime”, se cita a sí mismo para abrir su primer libro, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922).
Pero también su vida, y no solo su obra, estuvieron signada por su constante escape de la norma, la academia y la alta literatura, en la cual se había empapado desde su infancia con sus frecuentes viajes a Europa. En Girondo, tanto su poesía como su vida -moléculas indivisibles de un mismo compuesto- son una oda a la rareza, una exaltación al poder irrestricto de la curiosidad que, propulsado por su privilegio y su posición social, lo terminó poniendo en ese panteón que siempre juró evitar.
¿Qué diría hoy en día, a más de medio siglo de su muerte, sobre los sesudos análisis de sus poemas? ¿Y sobre las clases que, año tras año, se dan sobre él en universidades? ¿Sabría apreciar la ironía de que la edición de su obra completa comience con un largo prólogo cuando, en la oración que abre su primer poemario -¡sus primeras palabras como poeta!-, afirma que “todo libro debe justificarse a sí mismo, sin prólogos que lo defiendan o lo expliquen”?
Cabe aclarar que dicho prólogo a la edición de Losada de su Obra Completa es estupendo y conmovedor, un fuego que -fiel reflejo de los poemas que introduce-, más que iluminar, quema. Escrito por el poeta y pintor del surrealismo argentino Enrique Molina, logra hacer un recorrido por su obra sin pretender explicarla. Traza las líneas entre sus libros sin construir un camino seguro y artificial dentro de ese bosque denso, frondoso y tan sugestivo como impenetrable que es su obra, la obra de lo que Molina llama un “adelantado”.
Sobran curiosidades en la vida de Girondo como para llenar una de esas biografías de tapa dura y lomo ancho -biografía que, si no me equivoco, todavía nadie escribió-. Desde su enemistad con Borges por conquistar instantáneamente a su prima Norah Lange en 1926, con quien se comprometió en 1934 y se casó en 1943, hasta la presentación performática de su libro Espantapájaros, para la que creó el mismo un muñeco de más de tres metros de altura que hizo pasear por Buenos Aires en una carroza coronaria tirada por seis caballos, maniobra con la que logró agotar la primera edición de 5 mil ejemplares en solo un mes.
Y ni hablar de cuando rechazó la invitación de Victoria Ocampo de participar de la prestigiosa revista Sur; o de las controversiales fiestas que daba en su casa junto a Lange, su esposa, a las que asistían tanto las celebridades de la literatura local como poetas internacionales de la talla de Pablo Neruda y Federico García Lorca; o del accidente automovilístico que en los últimos años de su vida lo dejó postrado pero que, de todos modos, no le impidió seguir trabajando en las correcciones del que sería su último (y tal vez mejor) libro, En la masmédula.
Desde el nombre, este poemario anticipa una delicia misteriosa que cala hasta lo más profundo del hueso, corroe toda dureza hasta llegar a un núcleo blando, oscuro y esencial. Publicado originalmente en 1953, Girondo lo amplió en 1956 pero, incluso después de su accidente, continuó trabajándolo hasta su versión definitiva de 1963, que sería lo último que publicó antes de su muerte, en 1967, a los 75 años.“¡Qué quieren ustedes!... A veces los nervios se destemplan... Se pierde el coraje de continuar sin hacer nada... ¡Cansancio de nunca estar cansado!”, escribió en su “Carta abierta a la púa”, texto que sirve como anti-prólogo de su primer poemario. Y, como si se respondiera a sí mismo a través del eco, escribe en las estrofas finales del poema con el que cierra En la masmédula, su último libro: “Simplemente cansado del cansancio / del harto tenso extenso entrenamiento al engusanamiento y al silencio”.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

BERNARDO CHAPAR FRACHET. El racionalismo funerario.

BERNARDO CHAPAR FRACHET. El racionalismo funerario. Fotos personales tomadas el 29 de enero de 2024 LA ARQUITECTURA RACIONALISTA FUNERARIA ....