martes, 31 de diciembre de 2024

EL MENSAJE DE LOS VITRALES. Intento de comprender un mensaje.

 

EL MENSAJE DE LOS VITRALES. Intento de comprender un mensaje.

Fotos personales tomadas el 6 de diciembre de 2024.
Los vitrales tienen una gran importancia en el leguaje simbólico funerario. Junto al tema del TIEMPO estos elementos aportan un mensaje relacionado con la ILUMINACIÓN, que es un concepto o que sobrepasa el tema de la luz. Cada vitral es portador de un mensaje que siempre viene desde lo ALTO y desde AFUERA. Los tema que aparecen en la iconografía de estos vitrales tienen una estrecha relación con el mensaje que se quiere expresar que va más allá del sentido estético. Cada uno de ellos son como páginas de un libro que nos revela el sentimiento religiosa y la espiritualidad de un tiempo, de una familia y de una personalidad. En cada vitral hay una lección de teología que en su luminosidad comunica un mensaje porque la luz y la iluminación están estrechamente relacionadas con toda experiencia religiosa y con todo sentimiento que produce un duelo y la búsqueda se sentido y apoyo. Es por ello que para una apreciación completa de estas obras de arte es importante estar preparados para entrar en diálogo con ellas. En muchos casos, esos vitrales, expresan el deseo de ser acompañados, protegidos y consolados a través de la luz que irradia una escena o la figura sagrada de una persona que se la invoca como mediación entre las sombras y la iluminación. Es frecuente encontrar en esos juegos de color y luces una figura relacionada con el nombre propio de una persona o que corresponde a una figura bajo la cual se ha puesto el sentimiento de protección. También se las puede interpretar como un ponerse en las manos de quien ha de conducir el alma de los seres queridos en el rito de pasaje entre un un tiempo y un espacio. El tema de cada vitral es un intento de aproximar ese otro espacio para que su mediación luminosa brille en las tinieblas de esas pequeñas capillas de meditación que intentan ser cada uno de los monumentos funerarios que forman parte del patrimonio de este cementerio. Estos vitrales forman parte de una escenografía funeraria que intenta darle sentido a un sentimiento. Los colores, formas y luces que actúan a través de los vidrios que componen un vitral tienen la función de transfigurar esta realidad para, en cierta forma, adelantar esa otra realidad que se espera y desea.
Todos los vitrales compartidos en este mensaje son tomados en una sola visita realizada el cementerio. 








domingo, 29 de diciembre de 2024

JOSÉ MARÍA PIZARRO Y MONGE. Los atributos de una alegoría

JOSÉ MARÍA PIZARRO Y MONGE. Los atributos de una alegoría

Fotos personales tomadas el 8 de abril de 2019 y el 27 octubre 2024
En el frente de este significativo monumento funerario me llamó la atención el atributo que esta ALEGORÍA lleva en su mano: Una palma que termina con un LIRIO o también llamada FLOR DE LIS y me pregunté por su significado. El hecho de haber sido utilizada por diversas culturas y en diferentes épocas su significado es muy diverso. Por ejemplo, tanto griegos como romanos entregaban CORONAS DE LIRIOS con el deseo de desear a las mujeres una vida digna y fructífera, es decir de fertilidad. En la época vitoriana se entregaba un LIRIO como señal de amor. En el lenguaje funerario puede aparecer en algunos monumentos funerarios con el sentido de juventud y pureza. En este caso es muy posible que este atributo tenga que ver con el significado de superación de momentos de pérdida y duelo. El LIRIO se le ha utilizado por algunas casas reales como símbolo de soberanía y poder. Es muy posible en este ejemplo se relacione con el reconocimiento de la dignidad del homenajeado y a la vez el afecto y cariño de su familia. Al ser una flor asociada a la castidad de la Virgen María puede llegar a simbolizar el consuelo que su invocación puede aportar tanto al dolor de la familia en ese proceso como al mismo tiempo el acompañar al alma del difunto en su rito de pasaje.  También podría ser un llamado a la simplicidad y la confianza ya que en el Evangelio de Mateo, 6: 28-30 se dice: "¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!"




sábado, 28 de diciembre de 2024

JUAN ADRIAN O'FARRELL. Ciudadano ejemplar y noble amigo

JUAN ADRIAN O'FARRELL. Ciudadano ejemplar y noble amigo

Fotos personales tomadas el 17 de noviembre de 2024.
En esta interesante plcaca conmemorativa que podemos utilizar como para reconstruir los edificios emblemáticos de Buenos Aires, vemos en el centro en la parte superior justamente una imagen del edificio del Congreso nacional. A la derecha los elementos que identifican la industria y a la izquierda el agro. En ella podemos leer: "A Don JUAN A. O'FARRELL. Diputado Nacional. Intendente Municipal. Ciudadano Ejemplar y noble amigo. Homenaje de la U.C. Radical de Pergamino. 26 de julio 1943"
RECURSO.
Juan O´Farrell
(1866-1942)
Juan Adrián O'Farrell Seery nació el viernes, 7 de septiembre de 1866 en San Pedro, Buenos Aires, Argentina.
Estanciero que fue electo en representación de la Unión Cívica Radical como Diputado de la Nación por la provincia de Buenos Aires en cuatro oportunidades (1918-1922, 1922-1926, 1926-1930 y 1939-1934) sin poder completar su último mandato a consecuencia del golpe de estado perpetrado contra el Presidente Dr. Hipólito Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930.
También fue electo como Concejal del Partido de Pergamino en 1904 a cargo de la Intendencia y Senador de provincia de Buenos Aires (1929-1930)
Se sumó a las filas cívicas desde sus inicios, participando activamente en la Revolución del Parque de Artillería de 1890 y luego de la Revolución Radical de 1893, ejerciendo desde entonces diversos cargos partidarios como el de Presidente del Comité de Pergamino y Presidente del Comité Provincia de Buenos Aires de la Unión Cívica Radical entre otros muchos.
Como la gran mayoría de los radicales, tras el golpe de estado de 1930 y gran parte de la denominada “Década Infame”, fue víctima de persecución política y varias veces detenido injustificadamente, una de ellas en el Penal de Ushuaia. Falleció a los 75 años de edad el lunes, 9 de febrero de 1942 en Buenos Aires, Argentina.
Fuentes:
. Genealogía Familiar.
. Sociedad Irlandesa de Estudios Latinoamericanos
. Escuela de Política y Gobierno – Universidad Nacional de San Martín.
. Honorable Cámara de Diputados de la Nación – Patrimonio Legislativo.

MAUSOLEO DE ADOLFO ALSINA. Obra de MARGARITA BONNET Y ERNESTO DURIGÓN.

MAUSOLEO DE ADOLFO ALSINA. Obra de MARGARITA BONNET Y ERNESTO DURIGÓN.

Fotos personales tomadas el 12 de septiembre de 2020.
Con relación a la maqueta y final traslado de la obra al mármol hay un gran debate entre la escultora MARGARITA BONNET y el escultor rosarino ERNESTO DURIGÓN. Aparentemente la obra en general pertenece a la escultora Bonnet pero no así la misma escultura de Adolfo Alsina hecha en mármol de carrara que es obra del escultor DURIGÓN.
RECURSO.
La inau­gu­ra­ción del mau­so­leo
El vier­nes 29 de di­ciem­bre de 1917, al cum­plir­se 40 años del fa­lle­ci­mien­to de Al­si­na, se lle­vó a ca­bo la inau­gu­ra­ción del mo­nu­men­to. El día an­te­rior se abrió el se­pul­cro pa­ra sa­car la ur­na con sus res­tos y se ve­ri­fi­có que la ca­ja ci­ne­ra­ria de bron­ce se en­con­tra­ra den­tro. En el nue­vo co­fre de ma­de­ra que los al­ber­gó, se guar­da­ron unos tu­bos de bron­ce y di­ver­sos do­cu­men­tos, re­cor­tes de dia­rios, re­vis­tas con cró­ni­cas alu­si­vas y una his­to­ria del tri­bu­no es­cri­ta por el doc­tor En­ri­que Sán­chez. Rea­li­za­da es­ta ope­ra­ción, el co­fre fue co­lo­ca­do en un ca­ta­fal­co le­van­ta­do en el pres­bi­te­rio y se lo cu­brió con una ban­de­ra ar­gen­ti­na.
Lue­go de una misa de cuer­po pre­sen­te se ve­la­ron los res­tos en el al­tar ma­yor, tras­la­dán­do­los al mau­so­leo al día si­guien­te en me­dio de gran­des ce­re­mo­nias, en las que in­ter­vi­nie­ron la co­mi­sión, el mi­nis­tro de Gue­rra, Dr. El­pi­dio Gon­zá­lez, en re­pre­sen­ta­ción del pre­si­den­te de la Re­pú­bli­ca, per­so­nas des­ta­ca­das y pú­bli­co en ge­ne­ral, que ha­bía si­do in­vi­ta­do a con­cu­rrir por no­tas en los dia­rios.
La ur­na fue co­lo­ca­da so­bre un pe­des­tal y el doc­tor Arau­jo, pre­si­den­te de la co­mi­sión, des­co­rrió el ve­lo que cu­bría la es­ta­tua. La ur­na y el mau­so­leo fue­ron ben­de­ci­dos por el ar­zo­bis­po de Bue­nos Ai­res, ter­mi­nan­do la ce­re­mo­nia a las 11,10 lue­go de ser re­par­ti­das pla­que­tas de pla­ta y bron­ce y otras más pe­que­ñas de dis­tri­bu­ción po­pu­lar, ade­más de re­tra­tos de Al­si­na. A las cin­co y me­dia de la tar­de, el se­cre­ta­rio de la co­mi­sión, se­ñor Ta­pia, hi­zo ce­rrar la crip­ta del mau­so­leo y re­ti­ró la guar­dia de Gra­na­de­ros.
In­só­li­ta reac­ción de la es­cul­to­ra Bon­net
Pe­ro aquí no ter­mi­na­ría la his­to­ria. Unos días des­pués, lle­gó la no­ti­cia de que la es­cul­to­ra Mar­ga­ri­ta Bon­netse ha­bía aper­so­na­do a la Re­co­le­ta y es­cul­pi­do su nom­bre en un lu­gar des­ta­ca­do del mo­nu­men­to. La in­dig­na­ción de los miem­bros de la co­mi­sión se ex­pre­só en una de­nun­cia an­te las au­to­ri­da­des del ce­men­te­rio, acu­sán­do­los por ha­ber per­mi­ti­do a “una con­tra­tis­ta sin el con­sen­ti­mien­to de la co­mi­sión”, rea­li­zar tal pro­fa­na­ción. La res­pues­ta no se hi­zo es­pe­rar; ma­ni­fes­ta­ba sim­ple­men­te que la se­ño­ri­ta Bon­net se ha­bía pre­sen­ta­do co­mo la “pro­pie­ta­ria ar­tís­ti­ca del mau­so­leo” y por ello “ha­bía he­cho gra­bar su nom­bre”.
La co­mi­sión ha­bía en­tre­ga­do la obra ter­mi­na­da a las au­to­ri­da­des na­cio­na­les, por lo tan­to en­vió dos no­tas. Una di­ri­gi­da al Mi­nis­te­rio del In­te­rior y otra al in­ten­den­te de la ciu­dad de Bue­nos Ai­res ha­cien­do no­tar el abu­so co­me­ti­do por la se­ño­ri­ta Bon­net por con­si­de­rar que so­lo ha­bía ac­tua­do co­mo con­tra­tis­ta, ya que nin­gu­na de las par­tes com­po­nen­tes del mau­so­leo ha­bían si­do obra su­ya, ni sus mo­de­los, ni su eje­cu­ción.
Sin em­bar­go, pa­ra bo­rrar de la me­mo­ria co­lec­ti­va a la es­cul­to­ra Bon­net de­bía cam­biar­se to­da la pla­ca de gra­ni­to y an­tes co­mo aho­ra, no de­bió ser fá­cil con­se­guir el mis­mo co­lor y ade­más, lo­grar que la es­cul­to­ra lo pa­ga­se de su pe­cu­lio.
Los re­sul­ta­dos es­tán a la vis­ta; la fir­ma se en­cuen­tra allí. Po­de­mos ima­gi­nar que no se to­mó nin­gu­na me­di­da por mo­ti­vos de ca­rác­ter prác­ti­co.
Des­crip­ción de la obra
La idea ge­ne­ra­do­ra del mau­so­leo es que Al­si­na ha muer­to en lo me­jor de su vi­da po­lí­ti­ca y sin la sa­tis­fac­ción de ver ter­mi­na­da su obra “pos­tre­ra”, la cam­pa­ña del de­sier­to. Des­cien­de ha­cia la muer­te y lle­ga a la tum­ba don­de lo es­pe­ra la glo­ria pa­ra ve­lar su sue­ño eter­no, se da vuel­ta y con am­plio ade­mán se­ña­la los re­lie­ves don­de es­tá com­pren­di­da la his­to­ria de sus he­chos po­lí­ti­cos y pa­trió­ti­cos, en sus pun­tos cul­mi­nan­tes. Pa­ra tras­mi­tir es­te con­cep­to se uti­li­zó már­mol blan­co en la re­pre­sen­ta­ción de su fi­gu­ra.
Lue­go de to­dos los in­con­ve­nien­tes se­ña­la­dos, po­de­mos apre­ciar que si bien su ca­be­za lo in­di­vi­dua­li­za, no es­tá en con­so­nan­cia con el res­to del cuer­po. Su ade­mán, por de­más tea­tral, no ex­pre­sa con cla­ri­dad el pro­pó­si­to ori­gi­nal del pro­yec­to.
Es acom­pa­ña­do por es­cul­tu­ras de bul­to y re­lie­ves. Las pri­me­ras, de ca­rác­ter ale­gó­ri­co co­mo la Glo­ria, la Cien­cia y el Tra­ba­jo, ex­pli­can su vi­da de­di­ca­da al es­tu­dio de es­tra­te­gias pa­ra la me­jor con­duc­ción po­lí­ti­ca y la po­si­bi­li­dad de ex­ten­der la fron­te­ra sur, per­mi­tien­do el de­sa­rro­llo agrí­co­la e in­dus­trial. En los re­lie­ves, el te­ma “La con­quis­ta del de­sier­to” es el más des­ta­ca­do. Uno ex­pre­sa el su­fri­mien­to del in­dí­ge­na al ser­le arre­ba­ta­do vio­len­ta­men­te su te­rri­to­rio; otro, la com­po­si­ción de la pla­na ma­yor en el avan­ce de fron­te­ra y el res­to, los he­chos ci­vi­les de Al­si­na pa­ra la con­ci­lia­ción po­lí­ti­ca de los par­ti­dos y su ac­ti­vi­dad co­mo vi­ce­pre­si­den­te du­ran­te el go­bier­no de Sar­mien­to.
En el zó­ca­lo de la ba­se hay una pla­ca de bron­ce ver­de, que te­nía le­tras y guar­ni­cio­nes de bron­ce ama­ri­llo pu­li­do y que en la ac­tua­li­dad lu­ce to­do del mis­mo co­lor, con la de­di­ca­to­ria: “1819-A Adol­fo Al­si­na-1877. Los Po­de­res Pú­bli­cos de la Na­ción y de la Pro­vin­cia de Bue­nos Ai­res a ini­cia­ti­va de sus ami­gos y ad­mi­ra­do­res”.
En la par­te pos­te­rior se abre la crip­ta cu­ya puer­ta es­tá ac­tual­men­te se­lla­da. Allí se en­cuen­tra pre­su­mi­ble­men­te la ca­ja de vi­ra­ró del Cha­co con los res­tos de Al­si­na, so­bre unos pies de bron­ce, ador­na­do con guir­nal­das de lau­rel y co­bre y una mar­que­te­ría de pa­lo de ro­sa que com­ple­ta el ador­no. Una pla­ca os­ten­ta su nom­bre y fe­cha de na­ci­mien­to.
En es­te ce­men­te­rio, el más ri­co del país en ex­pre­sio­nes ar­tís­ti­cas y ar­qui­tec­tó­ni­cas, el mau­so­leo de Al­si­na se des­ta­ca por la va­rie­dad de sus cua­li­da­des es­té­ti­cas. Al ser con­ce­bi­do por una es­cul­to­ra, la par­te ar­qui­tec­tó­ni­ca fue de­ja­da to­tal­men­te de la­do y ese fue se­gu­ra­men­te el gran atrac­ti­vo del pro­yec­to “Río Ne­gro”, se­duc­ción per­ci­bi­da por la co­mi­sión de ho­me­na­je. Tra­ta de ex­pre­sar en imá­ge­nes de vi­da, un mo­nu­men­to que en­cie­rra la muer­te. La com­bi­na­ción de co­lo­res, gra­ni­to ro­ji­zo, bron­ces pa­ti­na­dos en ver­de, re­tra­to en már­mol blan­co, trans­mi­ten ac­ti­vi­dad y mo­vi­mien­to.
El vi­si­tan­te co­mún pue­de des­co­no­cer la re­le­van­cia his­tó­ri­ca de Adol­fo Al­si­na, pe­ro ob­tie­ne de es­tas imá­ge­nes re­fe­ren­tes óp­ti­mos pa­ra orien­tar su in­te­rés ha­cia el co­no­ci­mien­to de la vi­da de un hom­bre que se dis­tin­guió en­tre sus con­ciu­da­da­nos por el em­pe­ño que pu­so en lle­var ade­lan­te sus pro­yec­tos. Por ha­ber con­ver­ti­do es­tas ideas en he­chos, sus par­ti­da­rios en­sal­za­ron su ima­gen, de­po­si­tan­do en ella sus pro­pios idea­les y re­fle­jan­do el pen­sa­mien­to de una ge­ne­ra­ción que bus­có en la uni­fi­ca­ción te­rri­to­rial y po­lí­ti­ca, la ne­ce­si­dad de tras­cen­der co­mo pro­ta­go­nis­tas en la for­ma­ción de un gran país.
Durigón, Ernesto: Pintor y Escultor
Nació en Rosario en 1879, Estudió en el Club Industrial y otros institutos de Rosario y de Buenos Aires. En 1913 solicita una subvención al gobierno de la Pcia de Santa Fe, para trasladarse a Europa a perfeccionar sus estudios como escultor.
En París recibió conocimientos en la Escuela de Bellas Artes bajo la dirección de Jules F. Coutair. A su regreso al país realiza en 1914 su primer envío al Salón Nacional.
En 1923 comienza a ejercer la docencia. 










JUAN A. BOERI. Obra del escultor FRANCESCO PAOLO PARISI (1857-1948).

JUAN A. BOERI. Obra del escultor FRANCESCO PAOLO PARISI (1857-1948).

Foto personal tomada el 3 de noviembre 2024
Esta es una placa conmemorativa compleja de describir. En el centro en un MEDALLÓN vemos el rostro de este científico. En el ángulo superior izquierdo encontramos la primera letra del alfabeto griego ALFA que siempre simboliza todo comienzo acompañada por una GUIRNALDA DE FLORES y un PEBETERO con LLAMA VOTIVA como señal de homenaje. Sobre este medallón vemos la conocida COPA DE HIGIA que es el símbolo que identifica tanto a farmacéuticos como a médicos. En el ángulo superior derecho la misma escena pero con la última letra del alfabeto griego la OMEGA como símbolo de final En el ángulo inferior izquierdo vemos varias ALEGORIAS que tienen como atributo LIBROS para simbolizar estudio e investigación. Debajo elementos de la profesión de médicos, sobre una mesa una calavera y una figura alegórica que aparece como estudiando esos elementos. En la parte inferior derecha otra figura ALEGORICA portadora de una cartela con una palabra aparentemente en alfabeto griego. A sus pies una madre que lleva en sus brazos un niño como ofreciéndolo o pidiendo ayuda. Debajo instrumentos relacionados con un laboratorio farmacéutico.
RECURSO
FRANCISCO PAOLO PARISI (1857-1948)
Nació en Tarento, Italia en 1857. Estudió dibujo y pintura en su ciudad natal y en Nápoles, posteriormente lo hizo en la Academia romana de San Lucas. Llegó a Buenos Aires hacia 1885 en donde se destacó como pintor principalmente de paisajes y retratos. Ejerció como docente sin dejar de lado su obra como artista. En 1890 fundó una famosa Academia para el medio porteño. Entre sus trabajos se destacan los realizados en la Catedral Metropolitana y los hechos en diversas Iglesias de la Capital y el interior. Hacia 1930 vuelve a Italia para radicarse en Roma. Fallece en 1948.




AL BUEN AMIGO LOTTI. Las palmeras y las palmas de gloria.

AL BUEN AMIGO LOTTI. Las palmeras y las palmas de gloria. Foto personal tomada el 29 de marzo de 2025 En esta placa conmemorativa podemos le...