martes, 10 de diciembre de 2024

RICARDO GUTIERREZ. Darle la palabra a sus poemas.

RICARDO GUTIERREZ. Darle la palabra a sus poemas.

Fotos personales tomadas el 6 de diciembre de 2024
Si hay una acción que me parece importante y esencial es poder darle la palabra a las personalidades que intentamos mantener viva en la memoria social. Con el tiempo he sentido que no es suficiente decir de nuevo un nombre, describir una arquitectura o analizar un signo o un símbolo. Siento una sensación muy especial cuando puedo por algunos momentos escuchar sus voces al darle mi voz y mi mente a sus escritos. Siento como que puedo en una amigable charla de cafe volver a dialogar con ellos, sin magia ni esoterismo extraño, sino en ese diálogo que los libros nos facilitan reconstruir. En esta placa conmemorativo descubrimos que además de médico fue poeta: "Al Doctor RICARDO GUTIERREZ. Ilustre varón de la República. Médico. Poeta. Militar. Periodista. Legislador. La Asociación Cultural 'Clorinda Matto de Turner' rinde homenaje a sus altas virtudes en el centenario de su nacimiento. 1836-Noviembre 10 -1936". Les invita a un breve diálogo con este escritor
RECURSOS.
Poemas de Ricardo Gutiérrez
Por Gabriel Gómez Saavedra |
Estos poemas de Ricardo Gutiérrez develan que cuando la noche no es noche, sino cuchillo, el filo de las creencias toma el rumbo de los sacrificios y ya no se puede volver al alba. Y sólo queda la piel, como único escudo para enfrentar al mundo: “Desaté la cuerda que me unía al ángel / y preparé el peligro, la oscuridad, el mundo”.
Vigía de un sueño
Vigía de un sueño que no quiere amanecer
ávido pecho suspira y se conduele
con todas las luces apagadas.
Decía la madre: sólo los ojos de Dios
ven en la oscuridad
y yo contestaba: también los ciegos.
Ahora soy un Dios ciego
deambulando en la tiniebla
y palpo afiebradamente
un cuerpo que cree y ya no existe.
(2011)
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
*
Posdata
Y ruégote me envíes
para darme muerte
el cuchillo de obsidiana
con que se sacrificaba
en el ritual azteca
a los adolescentes.
(2013)
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
*
Y de recuerdos
La noche calva de estrellas
se sacude epiléptica
los ruidos
las músicas a ráfagas
que el viento silba
se estira —culebra moteada—
arrastrando el silencio, al fin
para que meen los recuerdos
los babeantes recuerdos
de donceles y borracheras.
(2014)
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
El pan como la luz
Vencida, callejera
una luna mendiga se arrastra en la noche más densa
de este invierno.
Yo, que de nadie vengo,
voy hacia el cuchillo de la sombra
como quien busca la cruz de un nombre que la ha erigido.
Paso tras paso,
rodeo de trasnochados círculos el sitio donde se están
velando los días que habitaban sus flores y la estrella,
los días nuestros en los que Dios lo perdonaba todo
y el pan como la luz no eran sacrificio.
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
Desaté la cuerda que me unía al ángel
Desaté la cuerda que me unía al ángel.
Me desperté en el crepúsculo sin el tormento de sus alas
sin su sol, helándome la sangre por demasiado puro;
sin el agua de los ojos
ni las verdades pasajeras de su carne
ni el ritual de su sexo
por demasiado transparente.
Volví a mi superficie, a mi nombre,
a mi sombra con locuras y filos.
Me desperté a las ganas del músculo,
de la tierra, del vino; de la fiesta del día
y de las noches
y me olvidé al fin que no había más para inventarle
a su pétalo esquivo
a su corta palabra, a su breve distancia.
Desaté la cuerda que me unía al ángel
y preparé el peligro, la oscuridad, el mundo.
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
*
Vago por tu nombre
Vago por tu nombre como por una alta arena
que no cesa
de ser sol y ser arena.
Llevo todo conmigo, es decir el dolor secreto, y este
cuerpo que alguna vez verdadero,
consume su engañosa llama en el recinto fugaz donde parece
estar muriendo la esperanza.
(de Poemas de un cuaderno perdido. Poesía reunida, 2015)
*
Lágrima
Por el largo pie de la copa
esbelto como un adolescente
se desliza —no sé cómo—
una morada gota de vino
y se me antoja una lágrima.
Claro que no puedo saber
si es el vino o yo el que llora.
Por qué?…
Pregúntenle al amor oscuro y mudo del vino
que yo de amor nada sé
que de amor ya nada quiero saber.
(Inédito)

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