BANCALARI-JOSEFA V. DE PUJOL. Lo femenino y masculino: Una vuelta más sobre los ordenes arquitectónicos
Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2024
En un trabajo interdisciplinario el aporte de un arquitecto puede ser esencial como para poder aprender a utilizar correctamente el lenguaje visual y su gramática aplicada al patrimonio funerario. Una tarea pendiente es poder con cierta seguridad poder responder cuándo un monumento funerario es realmente neo clásico y cuales son los elementos que permiten realizar esa afirmación. Sabemos que este estilo retomado por el Renacimiento hunde sus raíces en una mirada selectiva de la herencia de la antigüedad en la arquitectura religiosa griega y en la civil, militar y religiosa romana. Un monumento funerario es neo clásico cuando algunos de sus principales elementos derivan directamente de ese mundo que consideramos como modelo, como por ejemplo las columnas en sus tres variedades principales. Es importante recordar que todo estilo neo arquitectural es una reinterpretación recreativa. Es clásica cuando sus elementos decorativos en su mayoría son tomados de aquellos modelos griegos y romanos fácilmente identificables y que le dan consistencia para reconocerlos como neo clásicos. En esos modelos la armonía fundamentada en las proporciones que relacionan las partes para formar un todo es parte de su identidad. La belleza y el mensaje se fundamenta en esa armonía matemática. Si podemos superar los prejuicios del movimiento romántico del siglo XIX podemos constatar que la arquitectura neo gótica también tiene en su núcleo esa búsqueda de la armonía matemática que hereda del mundo clásico y no son tan antagónicos como se pretendió. Un elemento distintivo de la arquitectura neo clásica con sus órdenes: dórico, jónico y corintio. Algunos estudios agregan a estos esenciales el órden toscano con columnas un poco más panzonas y el compuesto que mezcla elementos de jónico y corintio. Con esta clasificación llegamos al único libro o tratado sobre arquitectura que sobrevivió del mundo clásico, es la obra de Vitruvio en su tratado de diez libros titulado “De Arquitectura” dedicado al emperador Augusto, quien establece esta clasificación y que luego se la siguió casi como un dogma. El vocabulario y la gramática arquitectónica nacen de una necesidad comunicativa específica. En el mundo creado por la mentalidad clásica se le atribuye a todos y cada uno de los elementos arquitectónicos una cierta identidad humana y es muy posible que sea justamente este escritor clásico como Vitruvio el origen de esa forma de interpretarlos. Este arquitecto veía el estilo “dórico” como el modelo o arquetipo de las proporciones armónicas, de la fuerza y de las cualidades masculinas. En contraposición consideraba al orden jónico por su mayor ligereza en las proporciones como femenino. El orden corintio, siguiendo esta forma de pensar, se lo relacionaba con una joven virginal. Esta extraña forma de comprender la realidad arquitectónica generalmente consideró el orden corintio como femenino, el dórico como masculino y el dórico ocupa una posición intermedia casi asexuada con elementos de ambos sexos. A partir de esta comprensión el dórico se lo consideró adecuado en las iglesias dedicadas a santos o santas más misioneros. El jónico a santas más maternales o a grandes teólogos cristianos. El orden corintio por su relación con la virginidad adolescente rápidamente se lo considero más adecuando a los templos dedicados a la Virgen María. Pero como ocurre en todos los acontecimientos humanos no hay que considerar esta interpretación en forma fundamentalista porque también hay que tomar en cuenta aspectos un poco más económicos ya que construir en estilo jónico o dórico era más barato que en orden corintio.
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