jueves, 24 de julio de 2025

VIRGILIO GIUSTINIAN. Las mentalidades históricas dialogan con nosotros

VIRGILIO GIUSTINIAN. Las mentalidades históricas dialogan con nosotros.

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025
Aquello que se ha llamado la Escuela Positivista en historiografía fue sin dudas un avance porque intento darle a la investigación histórica un fundamento mucho más científico y al nivel del rigor de otras ciencias duras. Es famosa la afirmación de los exponentes de esta corriente que decía: “La historia se hace con documentos. Los documentos son los vestigios de cuanto pensaron e hicieron nuestros antecesores. Son muy pocos los pensamientos y actos humanos que dejan huellas: un mínimo accidente puede borrarlas. Lo cierto es que si una idea o un acto no deja trazas visibles, o si las que deja desaparecen, se pierde para la historia como si jamás hubiese existido. Huérfanos de documentación, largos períodos del pasado de la humanidad serán siempre un enigma. Los documentos son irreemplazables; sin ellos, no hay historia (Langlois y Seignobos, 2003, p. 59)”. Pero en esta afirmación de principios hermenéuticos también se expresan sus limitaciones que justamente la llamada Escuela de los Annales va a criticar a partir de 1929. Esta nueva corriente que pronto cumplirá su primer centenario, además de los importantes documentos que respalden las afirmaciones de un investigador del pasado podemos comenzar a tener en cuenta la cantidad de huellas que esas mentalidades del pasado han legado y que no necesariamente están registradas en documentos. Nada se borra de ese múltiple y diverso pasado, todo está presente para quien sabe interrogar a las infinitas fuentes de información histórica. Es importante poder hacer nuevas preguntas a los viejos documentos y a las nuevas fuentes de información. Por ejemplo y en relación con el patrimonio funerario que es una de las fuentes valorizadas por esta escuela, podemos encontrar otros documentos no escritos pero que igualmente hablan de las mentalidades del pasado. Los muchos y complejos vitrales que forman parte de ese patrimonio nos pueden guiar en el discernimiento de la religiosidad del tiempo registrado en un cementerio. Las placas conmemorativas y la arquitectura funeraria, más allá de sus características técnicas son hoy fuentes de información que nos permiten dialogar con las mentalidades vigentes en el pasado.
Si bien no tengo mayor información sobre esta personalidad esta placa me abre caminos de posibles temas para investigar. En ella podemos leer "VIRGILIO GIUSTINIAN. Sus compañeros del Hospital de Niños. 31 de enero de 1945". Un tema a destacar es la cantidad de placas dedicadas a mantener viva la memoria de médicos de distintas especialidad que junto a docentes son los grupos más numerosos. El símbolo de la lámpara de la sabiduría nos lleva a pensar en la formación académica y nos indica que posiblemente en el archivo del Hospital de Niños podríamos encontrar información sobre este docente y sus compañeros de trabajo. Las ramas de hiedra que simbolizan eternidad nos revela que esa aspiración o deseo es una constante en los sentimientos de los seres humanos. 



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