RUBEN G. BANFI. Arquitectura funeraria: el octógono y las construcciones de ocho lados.
Fotos personales tomadas 2 de abril 2022 y el 27 agosto 2025
En la arquitectura funeraria tenemos que tomar muy en serio la simbología del plano octogonal o de ocho lados de muchos monumentos funerarios. Su relación con las pilas bautismales cristianas es evidente y nos revela una forma de comprender la muerte. De la misma forma que muchas pilas bautismales tiene ocho lados para simbolizar el nacimiento a una nueva vida, a una vida perfecta de discípulo del Evangelio, la muerte también y en forma paradójica se la puede, a través del sentido de esta simbología, interpretar como el nacimiento a una vida que ya no tendrá final.
De la misma manera que el octógono simboliza la nacimiento a la vida eterna que un nuevo miembro de la comunidad cristiana alcanza a a través de las aguas de este sacramento, no podemos olvidar que también simboliza la muerte a todo aquello que se opone al plan de Dios. Por lo tanto el concepto de nacimiento y muerte están claramente unidas en la mentalidad de quienes utilizan esta simbología y que nos da una clave para enriquecer la interpretación del octógono en el lenguaje funerario.
Es muy posible que la interpretación simbólica del número ocho tenga una estructura casi de arquetipo ya es su uso es casi universal como símbolo del equilibrio cósmico. Es el número con el cual se representa la rosa de los vientos y frecuentemente es el número de las ruedas de diferentes medios de transporte. También encontramos el número ocho en los pétalos de diversas flores utilizadas en el simbolismo funerario como es la flor de loto. En las estructuras arquitectónicas el octógono o el número ocho tiene una situación de mediación entre el cuadrado que sostiene las cúpulas y el círculo de estas que se interpreta como una mediación entre la tierra y el cielo.
En el pensamiento cristiano el octavo día sucede a los siete días de la semana incluyendo el sábado según la estructura simbólica del pensamiento del Antiguo Testamento. El ocho es un preanuncio de la vida futura, que de la misma forma que en ese octavo dia se ubica la resurrección de Cristo, por medio de una estructura de ocho lados se espera repetir esa epifanía, ese acontecimiento primordial. El número siete se la relaciona con el Antiguo Testamento mientras que el ocho es parte del Nuevo Testamento.
El número ocho no necesariamente se la tiene que interpretar como una cifra matemática sino es aquello que simbólicamente supera al número séptimo relacionado con el pasado superado y se lo usa para revelar la vida a la cual están destinados los justos. El octavo día simboliza también la transfiguración de la realidad y la vida personal de cada individuo a imitación de la transfiguración de Cristo tal como lo relata el Evangelio de Mateo 17, 1-3: “17 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de Santiago, y se fue aparte con ellos a un cerro muy alto. 2 Allí, delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su cara brillaba como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. 3 En esto vieron a Moisés y a Elías conversando con Jesús”. Es interesante prestar atención que esta transfiguración se realiza en un cerro o monte que seguramente se lo puede relacionar con un elemento arquetípico que nos puede llevar a pensar en todos los podios o elevaciones de muchos monumentos funerarios también ocupan ese lugar mental del cerro o montaña sagrada. [1]
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