JOSÉ LUÍS SALINAS. La función educativa y docente del lenguaje simbólico funerario.
Fotos personales tomadas el 29 de marzo de 2025.
Los símbolos funerarios tienen como una de sus funciones permitir un acceso casi directo a un mensaje que se intenta comunicar, ya sea por voluntad del difunto o de su familia. En este caso concreto, la CLEPSIDRA ALADA nos lleva a pensar en forma inequívoca en el tiempo y en su paso volando por nuestra existencia. Es una clave que tiene el lenguaje simbólico funerario para expresarse sin mayores mediaciones. Por supuesto que en la gramática de ese lenguaje encontramos un pensamiento filosófico muy relacionado con el neoplatonismo que asume que toda la realidad no es más que una sombra de un mundo verdadero que trasciende nuestros sentidos y que solo lo podemos descifrar por una mirada inteligente. En ese lenguaje funciona lo que llamamos ANALOGÍAS fundada en ciertas similitudes o semejanzas que por cierto no agota el mensaje de lo que se quiere comunicar ya que siempre hay una reserva de sentido que cada generación tiene la tarea de descifrar de acuerdo a los contextos sociales, culturales y económicos cambiantes. El objetivo de todo este mundo simbólico no es otro que el de enseñar. Explicar, comunicar. El CRUCIFIJO que vemos a través de su puerta nos ubica en un espacio de una significación especial, casi sagrada y se transforma en el centro al que nuestra mirada es convocada. El CANDELABRO que vemos sobre el altar también es un elemento relacionado con la iluminación ya que en la espiritualidad cristiana las velas simbolizan la presencia del Cristo vivo. Ninguno de estos elementos han sido colocados por azar sino que todas en conjunto y también en forma individual son portadores de un mensaje.
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