jueves, 12 de junio de 2025

BESTIARIO. EL CORDERO EN LA ICONOGRAFÍA FUNERARIA.

BESTIARIO. EL CORDERO EN LA ICONOGRAFÍA FUNERARIA.

Fotos personales tomadas: 1. 6 de diciembre 2024. 2. 3 noviembre de 2024. 3. 30 diciembre 2023 y 4. 24 septiembre de 2019.
En la simbología cristiana y por consecuencia en la funeraria el CORDERO forma parte importante de su lenguaje. En primer lugar asociado a la persona y obra del mismo Jesucristo, luego de su precursor: san Juan el Bautista y finalmente y solo por un juego de palabras con santa Inés. Como símbolo cristológico tiene una profunda sustentación en las Escrituras pero especialmente en el Nuevo Testamento. Durante los primeros siglos frente el fuerte rechazo de las comunidades cristianas de utilizar la cruz por considerarla deshonrosa, una cantidad de otros símbolos ocuparon su lugar. En el arte paleocristiano vemos aparecer un Jesucristo lampiño y casi adolescente, imitando la figura de Apolo tomada de la mitología griega, llevando un CORDERO sobre sus hombros o en su regazo para simbolizar la oveja perdida o a todos los creyentes. El texto tomado del Evangelio de Juan en la que se apoya esta iconografía dice: “9 Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Mirad, ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.’ 31 Yo mismo no sabía quién era él, pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel le conozca.” 32 Juan también declaró: “He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33 Yo aún no sabía quién era él, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.’ 34 Yo ya le he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios” Juan 1,29-34. La expresión “ese es el Cordero” será parte importante en la liturgia y en las primeras imágenes de Cristo. Este texto también se utiliza para asociar al CORDERO con la figura de san Juan Bautista.
Igualmente un texto tomado del libro del Apocalipsis se utiliza para fundamentar esta simbología funeraria: “Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. Y se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra.» Y en la visión oí la voz de una multitud de Ángeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos.» Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar”. [Apocalipsis 5-7-14] Esta cita también es el fundamento de la iconografía de muchos de los más importantes portales de las catedrales medievales.
Al relacionarse la imagen del CORDERO con la celebración de la Pascua judía y cristiana por su sentido de la sangre derramada para proteger al pueblo en el contexto de las plagas de Egipto y la relación de la Pasión de Cristo con ese celebración facilitó el relacionar la imagen del CORDERO con Cristo y en ese sentido la retoma la simbología funeraria. Es como consecuencia de estas lecturas que el figura del Cordero se convierte en la representación más importante de Cristo durante los primeros cuatro siglos de nuestra era. La figura del Buen Pastor como portador de la oveja perdida también puede ser asimilada a una función psicopompa como aquel que lleva a buen destino las almas de los difuntos. La relación del Cordero con santa Inés, que fue una mártir de los primeros siglos también debe existir una relación entre su martirio, la sangre derramada. En francés e italiano su nombre suena muy parecido a la palabra cordero en esos idiomas 





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