martes, 19 de agosto de 2025

ANGELOLOGÍA FUNERARIA.

Para nuestra sorpresa podemos constatar que aún e n el cielo existen las jerarquías. En la teología la rama que se ocupa del estudio de esa realidad se llama angelología. En el cristianismo no podemos analizar literalmente o en forma fundamentalista esta compleja realidad ya que la principal función de estas figuras es ser mediadores entre dos realidades. Son esencialmente símbolos de una presencia divina y agentes de comunicación de esa presencia.

El libro fundamental que ha tratado en forma precursora estas jerarquías y que nos puede ayudar a profundizar el tema, es un autor anónimo cuya obra se la ha puesto bajo el nombre del Pseudo Dionisio Areopagita, escrito aproximadamente a principios del siglo VI. Esta obra se lleva como título “De Coelesti Hierachia” (Sobre la jerarquía celestial) y que describe tres grupos con tras subdivisiones.

Los ángeles ya están presentes en culturas previas tanto al judaísmo como al cristianismo. No son creaciones propias de estas dos religiones. En las Escrituras solo aparecen los nombres de los arcángeles Gabriel y Miguel y en un libro considerado deuterocanónico, es decir que los cristianos no lo consideran auténtico,  aparece el nombre de Rafael.

En el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles 23,9 los fariseos consideran a los ángeles como quienes comunicaban la voluntad divina. San Jerónima es casi el primero en hablar del ángel de la guardia que cada uno tiene destinado al nacer mientras que para otros teólogos los ángeles son manifestaciones de una presencia divina que los seres humanos no pueden contemplar en forma directa y por ello necesitan de imágenes que hagan de pantalla o intermediación.

Esta primera triada jerárquica que a su vez se divide en tres subgrupos y que tienen todas ellas como función principal contemplar directamente a la divinidad, y esta proximidad o distancia es lo que se denominará jerarquía celestial. Se puede clasificar como primer grupo de la primera jerarquía a los serafines, que muy raras veces aparecen en lo que denominamos patrimonio funerario. La referencia básica sobre esta jerarquía la encontramos en el libro del Profeta Isaías  6, 1-8 donde se los describe como seres con seis alas que vuelan alrededor del trono divino cantando un cántico muy utilizado en las diversas liturgias cristianas: Santo, Santo, Santo. También se los menciona y describe en el libro del Apocalipsis. En el libro citado del profeta Isaías se los describe de la siguiente forma: “1 En el año que murió el rey Ozías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo. 2 Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Señor de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchió de humo. 5 Entonces dije: Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: 7 Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”.

El siguiente grupo de esta jerarquía son los querubines que tienen una fuerte presencia en la simbología funeraria. Se los menciona en el libro del profeta Ezequiel y en la iconografía cristiana se los representa como niños de corta edad con un par de alas o varios. En el libro del profeta Ezequiel se los describe de la siguiente forma: " “Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines. Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas". Ezequiel 10:17-21

Otra subdivisión dentro de esta jerarquía que aparece en los registros son los denominados tronos que son una especie de invocaciones que aparecen en las cartas del apóstol Pablo y de Pedro y se los ubica en el más alto nivel de esta jerarquía y en general no tiene una clara representación en la simbología funeraria.

En la segunda triada de estas  jerarquías aparece también otro grupo de presencias divinas,  ausente de la representación funeraria son las dominaciones o señoríos  y su tarea principal es regular las funciones de los mensajeros menores y rara vez se manifiestan a los seres humanos. También están ausentes en la simbología funeraria.

La siguiente jerarquía se denomina virtudes que son las intermediaciones creados para ser portadores de la gracia divina. Todas estos detalles se inspiran en el texto de la Carta a los Efesios que dice que Cristo esta "por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero." (Efesios 1:21).

El siguiente grupo en esta jerarquía  son las potestades tiene como tarea mantener la armonía cósmica y también se fundamenta en la primera carta del apóstol Pedro que afirma que a Cristo  "le están sometidos los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades" (I Pedro 3, 22).

La tercera jerarquía encontramos también tres grupos. En ella aparecen aquello que se denominan los principados que tiene función la de cuidar a las naciones. Igualmente estas manifestaciones de la fuerza divina  se inspiran en un texto de la carta de san Pablo a los Efesios: "para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora manifestada a los Principados y a las Potestades en los cielos, mediante la Iglesia," (Efesios 3:10). En este nivel jerárquico encontramos a los ángeles custodios a los  arcángeles  tan presentes en el lenguaje simbólico funerario de los cuales conocemos por sus nombres al arcángel Gabriel y el que vemos frecuentemente en la simbología funeraria a Miguel con su trompeta convocando al Juicio Final.

El arcángel Rafael, que aparece generalmente con un pez como atributo y mayormente relacionado con la salud y la curación de enfermedades fundamentado en varias leyendas medievales. La identidad de este arcángel Rafael, de escasa aparición en la simbología funeraria, se fundamenta el en libro de Tobias, incorporado por la Iglesia Católica en su lista de libros del Antiguo Testamento pero rechazado por la mayoría de las iglesias protestantes.  Se piensa que estos arcángeles forman parte de un grupo de siete espíritus que representan la presencia divina apoyada en varios textos tomados del libro del Apocalipsis. Se interpreta que estos arcángeles tienen como tarea mostrar a las naciones y a la misma comunidad cristiana la protección divina.

Lisandro Orlov. Agosto 2025




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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