MERINO. SIMBOLOGÍA URNA Y SUDARIO. ¿Un masón católico?
Fotos personales tomadas el 1º de julio de 2019, 31 de enero de 2020 y 8 noviembre 2022
A medida que avanzo en el estudio e investigación del patrimonio funerario y al compartir saberes intuyo que hay un gran desconocimiento de la simbología cristiana y esta es una situación preocupante porque ella es la base sobre la cual se pueden sustentar las diversidades. Teniendo en cuenta que la mayoría de la población de Buenos Aires adscribe tanto en el pasado como en el presente a la comunión cristiana ese tiene que ser nuestro punto de partida en toda interpretación y sobre ella mostrar la diversidad de lecturas. Uno de los problemas detectados es la similitud de la simbología masónica con significado llena de matices pero no estrictamente diferente. Pero como todo historiador tiene como misión complejizar el trabajo de investigación, muchos masones han sido y son católicos, entonces en un monumento funerario podemos hacer una lectura de los símbolos desde una u otra pertenencia o explicar los matices con la cual la emplea cada una de esas comunidades.
La urna funerario que vemos en la simbología procede de la cultura romana clásica y es parte de la costumbre que había en aquellos siglos de cremar los cuerpos. Es frecuente encontrar este elemento en el lenguaje simbólico de este espacio.
El paño que le cubre, y allí radica una mirada más próxima al cristianismo pero sin negar que los masones también pueden pensar en ella, representa la resurrección y la promesa de otra dimensión de existencia.
Es frecuente en la tradición litúrgica cristiana utilizar un sudario semejante para simbolizar la fuerza de la esperanza en la resurrección. A mi entender no tiene un significado de muerte sino que es símbolo de la resurrección y de la victoria de la vida sobre la muerte. Es llamativo como este mensaje de esperanza y mirada nada lúgubre se ve reforzada por la guirnalda de flores con toda su significación de lazos y continuidad que circunda la urna frecuentemente
Es interesante encontrar este dialogo entre elementos simbólicos en un mausoleo clara y abiertamente masónica entonces nos tenemos que preguntar desde dónde vamos a interpretar estos elementos que van más allá de los propiamente masones como es el compás y la escuadra.
Hablemos de la urna funeraria también llamada cineraria palabra que se remonta a la etimología latina de cinis-eris: cenizas que en general eran de cerámica o metales en la cual se colocaban las cenizas de familiares y personalidades destacadas luego de su cremación.
Por otro lado, el paño que cubre esta urna funeraria es lo que denominas sudario de la resurrección que nos remite a los relatos de la pasión de Cristo, en especial los relacionados con su resurrección. Podemos leer la descripción de esa escena en el evangelio de Juan “20 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. 10 Y volvieron los discípulos a los suyos” Estos lienzos y sudario pasaron con el tiempo a ser símbolos que se relacionaron estrechamente con la resurrección de todo cristiano. Este relato también nos lleva a diferenciar el sudario de la sábana santa ya que por lo que podemos deducir el sudario era solo la parte que cubría el rostro del cuerpo de Cristo y que lo encuentran justamente los discípulos prolijamente enrollado en un lugar aparte de lo que era la mortaja. En la liturgia cristiana a partir de los siglos XII y XIII se introdujo el representar la pasión durante el tiempo de Pascua y que fue el antecedente del renacimiento del teatro. En los textos que se cantaban podemos encontrar el titulado: Victimae paschali laudes, etc., cuya letra es interesante recordar en el contexto funerario ya que dice: “A la Víctima pascual ofrezcan alabanzas los cristianos. El Cordero redimió a las ovejas: Cristo inocente reconcilió a los pecadores con el Padre. La muerte y la Vida se enfrentaron en lucha singular. El dueño de la Vida, que había muerto, reina vivo. Dinos, María, qué has visto en el camino? Vi el sepulcro de Cristo viviente y la gloria del que resucitó: a unos ángeles, el sudario y los vestidos. Resucitó Cristo, mi esperanza: precederá en Galilea a los suyos Sabemos que Cristo verdaderamente resucitó de entre los muertos. Tú, Rey victorioso, ten piedad. Amén, Aleluya”. Al leer este texto vemos el fuerte contenido de consuelo y esperanza que comunica y que está asociado a este símbolo funerario.
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