lunes, 28 de julio de 2025

SELPULCRO DE Dr. JOSE RAMÓN BURZACO ¿Cómo llegó la historia hasta el patrimonio funerario?

SEPULCRO DE Dr. JOSE RAMÓN BURZACO y de su esposa Da. JOSEFA RAIMUNDA PUENTES. ¿Cómo llegó la historia hasta el patrimonio funerario?

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025.
Detrás de cada aporte que intenta ubicar el patrimonio funerario dentro de la investigación histórica existe un largo proceso en la construcción de una metodología de investigación e interpretación metodológica que intentaré resumir. Ese largo proceso que muestra como evolución el proceso de estudiar el pasado que comenzó como una crónica de viajes o de memorias de hechos casi contemporáneos y muchas veces como un relato moralizante para llegar a ser a lo largo del tiempo una disciplina científica como comenzó a ser considerada con los aportes de los siglos XXVIII y XIX. Es interesante considerar como se pasó de una historia fundamentada en tradiciones orales o en documentos leídos sin ninguna actitud crítica. De esa mirada casi sagrada sobre fuentes consideradas como autoridad de la memoria para pasar a una mirada mucho más científica intentando conocer la causalidad y la interpretación y comprensión de la evolución social que esas fuentes históricas brindaban significó un proceso lento y largo.
En el siglo XVIII se produce una revolución interpretativa de la historia. La crónicas medievales escritas por monjes que relataban los acontecimientos que ocurría alrededor de sus monasterios, la vida de los santos que habían nutrida el relato moralizante que fueron utilizadas sin la más mínima actitud crítica fueron desafiadas por las corrientes filosóficas de la Ilustración. Este movimiento del pensamiento europeo se apartó del estudio del pasado promoviendo una mirada menos apologética y más racional y secular. Muchos de estos intelectuales, sin ser verdaderamente historiadores profesionales aportaron una actitud crítica sobre el pasado buscando encontrar explicaciones racionales que pudieran superar las sobrenaturales. Comenzó una etapa fundamentada en la investigación y metodología racional.
Acompañando el desarrollo de las ciencias naturales la historia también busco encontrar leyes que permitieran una interpretación del pasado más riguroso que pudiera superar el mero relato literario. Si bien aún se mantuvo como fuente de información los hechos políticos y las biografías de grandes personalidades comenzaron a vislumbrar la necesidad de explicar las transformaciones económicas, técnicas y las estructuras sociales que explicaban los cambios en las mentalidades colectivas.
El fortalecimiento de los estados y las nacionalidades impuso la necesidad de explicar el origen y el camino recorrido de esas nuevas identidades. El movimiento filosófico positivista fortaleció esa consideración de la historia como una disciplina académica que tenía como objetivo presentar un relato objetivo y científico. Es indudable que este proceso también es parte del pasado que intenta comprender el patrimonio funerario como objeto de estudio y herramienta interpretativa de un pasado que ayuda a comprender y actuar en el presente. Es por ello que recomiendo para ampliar este aporte consultar el libro de George Lefebvre titulado “El nacimiento de la Historiografía Moderna” de Ediciones Martinez Roca. México. 1975 






domingo, 27 de julio de 2025

C. - M. Hablemos de metodología para la investigación.

C. - M. Hablemos de metodología para la investigación.

Fotos personales tomadas el 19 de junio 2025.
Este monumento funerario que se resiste a compartir su titularidad no puede impedir que en una aproximación pre iconológica la podamos admirar y describir tal como la vemos: puertas ojivales, cruz con terminaciónes triples, semi columnas. Esta mirada en la siguiente etapa ya verdaderamente iconológica, podemos decir que es en estilo neo gótico, que las columnas se las clasifica como pilastras con capiteles con hojas de acanto. Entrando el nivel de la iconología podemos comenzar a interpretar y explicar su significado, su relación con el contexto económico, social y religiosa en el que se originó. Este es un breve esquema de un proceso que cualquier estudioso del patrimonio funerario puede seguir antes de entrar a debatir a fondos los diversos métodos de trabajo en la disciplina que llamamos historia,  Estos aportes fragmentados pueden ser el material sobre el que se puede construir una mirada más abarcadora que permite interpretar este patrimonio integrándolo en un contexto amplio y relacionado con todas las ciencias sociales. 
HABLEMOS DE INVESTIGACIÓN Y METODOLOGÍA HISTORIOGRÁFICA.
En el estudio del patrimonio funerario es importante profundizar el debate sobre el objeto de investigación y la metodología utilizada. Es evidente que es la Escuela de los Annales en Francia con Philippe Ariès a la vanguardia de quienes introducen este tema en el panorama de la historiografía en un marco u objetivo de construir una historia totalizante en la cual intervienen activamente otras disciplinas como la antropología, socio-economía, y la etnología. Esta es la gran tarea que es necesario enriquecer. El estudio del patrimonio funerario es la puerta que nos lleva a la historia tanto de las mentalidades como la historia social con la que se relaciona y donde nace. Las estructuras mentales que reflejan el patrimonio funerario en todas sus expresiones, tanto en iglesias, monumentos conmemorativos y cementerios diversos tienen una amplia gama de relaciones enriquecedoras. Es importante superar la etapa narrativa o de un relato muchas veces influido por ideologías para enfatizar una etapa eminentemente interpretativa de los elementos analizados, sus símbolos, sus lenguajes y los hechos políticos, económicos y sociales. La historiografía del patrimonio no se subordina a ninguna otra disciplina sino que coopera y se enriquece con esas otras miradas. El objetivo sigue siendo el mismo, construir a partir del patrimonio funerario una historia del universo mental total e inclusiva que explique e interprete sus elementos en ese amplio contexto. 





jueves, 24 de julio de 2025

MARIANO V. MARTINEZ. Relacionar el patrimonio funerario con la nueva historiografía.

MARIANO V. MARTINEZ. Relacionar el patrimonio funerario con la nueva historiografía.

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025
El actual interés en el patrimonio funerario es consecuencia para muchos historiadores de las propuestas tanto de la Escuela de los Anales francesa que desde 1929 ha cuestionado la forma de hacer historia durante el siglo XIX, centrada en la biografía de grandes personalidades o predominantemente en los hechos políticos. Tanto las primeras generaciones de investigadores discípulos de Marc Bloch y Lucien Febvre y la posterior variante de esta corriente historiográfica llamada Nueva Historia que tiene como protagonistas al medievalista Jacques Le Goff y Pierre Nora han ampliado los horizontes de la investigación histórica y en esa ampliación el patrimonio funerario ha formado parte ya que pasó a ser una fuente de información ya que las fuentes para conocer el pasado no se limitó a y solo los documentos. Esta Nueva Historia es lo que se denomina la historia de las mentalidades, es decir las representaciones y comprensión colectiva de las más profundas estructuras mentales de un tiempo o período de larga duración que encuadre los hechos puntuales. El historiador de esta escuela no se limita al hecho de narrar los acontecimientos sino que empleando recursos aportados tanto por la sociología, antropología y la psicología busca interpretar la serie de datos que una variedad de fuentes hasta ese momento ignoradas comenzaron a aportar. El patrimonio funerario ha pasado a ser una fuente de información sobre mentalidades para llegar a formar un corpus documental importante. Asimismo el análisis de este patrimonio puede brindar una mirada y un análisis global o total del conjunto tanto en el tiempo como en el espacio. La arquitectura de este monumento funerario en un interesante estilo neo clásico nos permite considerar toda una mentalidad tanto social como cultural. Las pilastras nos hablan de una comunicación con una verticalidad ascendente. Los capiteles con palmas de acanto insinúan el deseo de una eternidad muy fugaz. En la placa que vemos en el frontón dice: " El Banco El Hogar Argentino a su director. MARIANO P. MARTINEZ. Noviembre de 1915". Este simple elemento nos invita a pensar en la situación económica y la problemática de las viviendas populares a principios de siglo XIX y las respuestas dada a ese situación en un largo período de tiempo. Este monumento funerario no es solo una respuesta estética sino es parte de una mentalidad abarcadora e integral. 





VIRGILIO GIUSTINIAN. Las mentalidades históricas dialogan con nosotros

VIRGILIO GIUSTINIAN. Las mentalidades históricas dialogan con nosotros.

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025
Aquello que se ha llamado la Escuela Positivista en historiografía fue sin dudas un avance porque intento darle a la investigación histórica un fundamento mucho más científico y al nivel del rigor de otras ciencias duras. Es famosa la afirmación de los exponentes de esta corriente que decía: “La historia se hace con documentos. Los documentos son los vestigios de cuanto pensaron e hicieron nuestros antecesores. Son muy pocos los pensamientos y actos humanos que dejan huellas: un mínimo accidente puede borrarlas. Lo cierto es que si una idea o un acto no deja trazas visibles, o si las que deja desaparecen, se pierde para la historia como si jamás hubiese existido. Huérfanos de documentación, largos períodos del pasado de la humanidad serán siempre un enigma. Los documentos son irreemplazables; sin ellos, no hay historia (Langlois y Seignobos, 2003, p. 59)”. Pero en esta afirmación de principios hermenéuticos también se expresan sus limitaciones que justamente la llamada Escuela de los Annales va a criticar a partir de 1929. Esta nueva corriente que pronto cumplirá su primer centenario, además de los importantes documentos que respalden las afirmaciones de un investigador del pasado podemos comenzar a tener en cuenta la cantidad de huellas que esas mentalidades del pasado han legado y que no necesariamente están registradas en documentos. Nada se borra de ese múltiple y diverso pasado, todo está presente para quien sabe interrogar a las infinitas fuentes de información histórica. Es importante poder hacer nuevas preguntas a los viejos documentos y a las nuevas fuentes de información. Por ejemplo y en relación con el patrimonio funerario que es una de las fuentes valorizadas por esta escuela, podemos encontrar otros documentos no escritos pero que igualmente hablan de las mentalidades del pasado. Los muchos y complejos vitrales que forman parte de ese patrimonio nos pueden guiar en el discernimiento de la religiosidad del tiempo registrado en un cementerio. Las placas conmemorativas y la arquitectura funeraria, más allá de sus características técnicas son hoy fuentes de información que nos permiten dialogar con las mentalidades vigentes en el pasado.
Si bien no tengo mayor información sobre esta personalidad esta placa me abre caminos de posibles temas para investigar. En ella podemos leer "VIRGILIO GIUSTINIAN. Sus compañeros del Hospital de Niños. 31 de enero de 1945". Un tema a destacar es la cantidad de placas dedicadas a mantener viva la memoria de médicos de distintas especialidad que junto a docentes son los grupos más numerosos. El símbolo de la lámpara de la sabiduría nos lleva a pensar en la formación académica y nos indica que posiblemente en el archivo del Hospital de Niños podríamos encontrar información sobre este docente y sus compañeros de trabajo. Las ramas de hiedra que simbolizan eternidad nos revela que esa aspiración o deseo es una constante en los sentimientos de los seres humanos. 



BALZANO. Sobre la simbología funeraria de círculos y esferas

BALZANO. Sobre la simbología funeraria de círculos y esferas

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025

Durante mucho tiempo me ha intrigado el posible significado de estos círculos concéntricos que he visto en muchas puertas que forman parte del patrimonio funerario. Los círculos al igual que las esferas tienen un simbolismo semejante. La esfera le agrega la tercera dimensión al significado del círculo. En general y de acuerdo a los diversos diccionarios de simbología, expresan la plenitud del espacio celestial en su forma esférica o circular y lo terrenal que se expresan en las formas cúbicas. La esfera, semiesfera o círculo expresan ese dualismo celestial-terrenal tal como lo vimos al tratar la simbología de las cúpulas. Es muy frecuente ver en algunas placas conmemorativas o en los vitrales que representan a la advocación mariana de la Inmaculada Concepción ver a esas imágenes con los pies apoyados en una semiesfera para simbolizar el descenso a este mundo y esta realidad. También, y en especial a la representación del Cristo Pantocrator el colocar su trono sobre una semiesfera simboliza su soberanía y pleno poder sobre lo terrenal. En esta puerta en estilo art decó es muy posible que estos círculos dobles con una esfera central signifiquen el retorno desde la tierra a lo celestial, o expresar la perfección de un ciclo de vida consumado. Es muy común que en la literatura filosófica clásica el universo se lo represente como una esfera o un círculo, tal como aparece descripto en el diálogo ‘Timeo’ de Platón. Algunos escritos de los Padres de la Iglesia hablan que de Dios ubicado en el centro fluyen tres círculos: el primero es el del amor, el segundo es el de la sabiduría y el tercero en toda la creación.

Para realizar este posteo he consultado el Diccionario de los Símbolos de Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, de la Editorial Herder. España, edición de 2015. 




martes, 22 de julio de 2025

BANCALARI-JOSEFA V. DE PUJOL. Lo femenino y masculino: Una vuelta más sobre los ordenes arquitectónicos

BANCALARI-JOSEFA V. DE PUJOL. Lo femenino y masculino: Una vuelta más sobre los ordenes arquitectónicos

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2024
En un trabajo interdisciplinario el aporte de un arquitecto puede ser esencial como para poder aprender a utilizar correctamente el lenguaje visual y su gramática aplicada al patrimonio funerario. Una tarea pendiente es poder con cierta seguridad poder responder cuándo un monumento funerario es realmente neo clásico y cuales son los elementos que permiten realizar esa afirmación. Sabemos que este estilo retomado por el Renacimiento hunde sus raíces en una mirada selectiva de la herencia de la antigüedad en la arquitectura religiosa griega y en la civil, militar y religiosa romana. Un monumento funerario es neo clásico cuando algunos de sus principales elementos derivan directamente de ese mundo que consideramos como modelo, como por ejemplo las columnas en sus tres variedades principales. Es importante recordar que todo estilo neo arquitectural es una reinterpretación recreativa. Es clásica cuando sus elementos decorativos en su mayoría son tomados de aquellos modelos griegos y romanos fácilmente identificables y que le dan consistencia para reconocerlos como neo clásicos. En esos modelos la armonía fundamentada en las proporciones que relacionan las partes para formar un todo es parte de su identidad. La belleza y el mensaje se fundamenta en esa armonía matemática. Si podemos superar los prejuicios del movimiento romántico del siglo XIX podemos constatar que la arquitectura neo gótica también tiene en su núcleo esa búsqueda de la armonía matemática que hereda del mundo clásico y no son tan antagónicos como se pretendió. Un elemento distintivo de la arquitectura neo clásica con sus órdenes: dórico, jónico y corintio. Algunos estudios agregan a estos esenciales el órden toscano con columnas un poco más panzonas y el compuesto que mezcla elementos de jónico y corintio. Con esta clasificación llegamos al único libro o tratado sobre arquitectura que sobrevivió del mundo clásico, es la obra de Vitruvio en su tratado de diez libros titulado “De Arquitectura” dedicado al emperador Augusto, quien establece esta clasificación y que luego se la siguió casi como un dogma. El vocabulario y la gramática arquitectónica nacen de una necesidad comunicativa específica. En el mundo creado por la mentalidad clásica se le atribuye a todos y cada uno de los elementos arquitectónicos una cierta identidad humana y es muy posible que sea justamente este escritor clásico como Vitruvio el origen de esa forma de interpretarlos. Este arquitecto veía el estilo “dórico” como el modelo o arquetipo de las proporciones armónicas, de la fuerza y de las cualidades masculinas. En contraposición consideraba al orden jónico por su mayor ligereza en las proporciones como femenino. El orden corintio, siguiendo esta forma de pensar, se lo relacionaba con una joven virginal. Esta extraña forma de comprender la realidad arquitectónica generalmente consideró el orden corintio como femenino, el dórico como masculino y el dórico ocupa una posición intermedia casi asexuada con elementos de ambos sexos. A partir de esta comprensión el dórico se lo consideró adecuado en las iglesias dedicadas a santos o santas más misioneros. El jónico a santas más maternales o a grandes teólogos cristianos. El orden corintio por su relación con la virginidad adolescente rápidamente se lo considero más adecuando a los templos dedicados a la Virgen María. Pero como ocurre en todos los acontecimientos humanos no hay que considerar esta interpretación en forma fundamentalista porque también hay que tomar en cuenta aspectos un poco más económicos ya que construir en estilo jónico o dórico era más barato que en orden corintio.
He tomado gran parte de estas ideas leyendo el libro de John Summerson: “El lenguaje clásico de la arquitectura” que recomiendo. 




JOSEFA V. DE PUJOL. Las alas de los mensajeros.

JOSEFA V. DE PUJOL. Las alas de los mensajeros.

Foto personal tomada el 19 de junio de 2025
El volver una y otra vez sobre ciertas imágenes, obras de arte, símbolos nos permiten profundizar y ampliar conocimientos. La iconografía y la iconología de los ángeles es uno de los temas más complejos que nos ofrece el patrimonio funerario de este cementerio, y en general, de todo cementerio. En primer lugar es un elemento que nos recuerda que este es un espacio con una significación diferente y más profunda del espacio que recorremos en forma cotidiana. Cada elemento que compone la figura de los ángeles nos lleva a un mensaje diferente pero que se complementan. La posición de las alas es uno de esos elementos. Las alas desplegadas o extendidas simbolizan protección y defensa del espacio sobre el cual están ubicados pero que se extiende a todo el cementerio. Es importante recordar que todas las alas tienen un significado relacionado con lo superior, lo espiritual y lo celestial. Las alas de los ángeles plegadas comunican serenidad y acompañamiento. Si estas alas están acompañadas por la mirada amplia el significado. Una mirada hacia el cielo es una invitación a emprender mentalmente ese camino. En cambio si su mirada se dirige a quienes le observan desde abajo es una promesa de consuelo, protección y acompañamiento. Podemos completar esta comprensión mirando los atributos del cual son portadores los ángeles. Si lleva en sus manos una trompeta su identificación con el Arcángel Miguel es indudable porque tendrá un gran protagonismo convocando a toda la humanidad, pasada y presente, al Juicio Final. Si es portador de un libro o un pergamino es posiblemente el Arcángel Gabriel ya que su función es la de comunicar mensajes divinos. Su pies descalzo nos anuncian que estamos todos pisando una tierra consagrada y sagrada. 



lunes, 21 de julio de 2025

RAÚL CASTRO VIDELA. Una mirada integral del patrimonio funerario.

RAÚL CASTRO VIDELA. Una mirada integral del patrimonio funerario.

Fotos personales tomadas del 19 de junio de 2025

El estudio y análisis del patrimonio funerario nos tiene que conducir a una comprensión integral, y relacionando permanentemente con el contexto social, con el objetivo de tener una historia que nace de un trabajo interdisciplinario. Es muy posible que la historia basada en relatos relacionado con puras biografías y fechas tenga limites que podemos denominar como un cierto reduccionismo político, demasiado centrada en acontecimientos aislados y alejados de los aspectos económicos o sociales. La historiografía general contemporánea ha problematizado ese método y se ha propuesto estudiar los procesos de larga duración en forma más completa. El patrimonio visible e invisible de todo cementerio nos propone nuevas problemáticas que necesitan una mirada más integradora. Tal como afirmaba uno de los líderes de la llamada Escuela de los Annales, que afirmaba que la historia sin problemas no es historia. Cada monumento funerario, independiente de su importancia o magnitud arquitectónica debe ser considerado como una fuente de información y ser estudiada escrupulosamente. La historia social es una herramienta que nos brinda la historiografía contemporánea para enriquecer la comprensión de este patrimonio. En esta tarea es importante tener la generosidad de incorporar a economistas, geólogos, antropólogos, lingüistas y toda disciplina académica que puede aportar en esta tarea para que sea realmente integral.

Si tenemos en mente estos principios podemos descubrir la forma en que cada monumento funerario nos interpela. En una de las placas conmemorativas podemos leer: "RAÚL CASTRO VIDELA. Q.E.+P.D. Falleció el 10 de diciembre 1934. Tu esposa". Cada uno de estos elementos e información se puede transformar en un capítulo de investigación: El hecho que sea "su esposa" quien dedica el mensaje nos permite pensar en la situación de la mujeres en la primera mitad del siglo XX. La figura femenina en una pose meditativa nos invita a pensar la mentalidad en ese momento sobre la vida y la muerte que indudablemente no es trágica sino evidentemente serena. En un ángulo izquierdo inferior una lámpara de la sabiduría y el conocimiento apoyada sobre libros nos abre la posibilidad de reflexionar ya sea sobre la educación o la política universitaria. Las palmas de laurel que se transforman en guirnaldas nos invitan a pensar en el mundo simbólico de aquel momento. La puerta de este monumento funerario con cardos armoniosamente colocados a ambos lados de ella como símbolo de resiliencia nos permiten pensar en cómo era la espiritualidad de ese tiempo. Como se puede inferir, con una mirada fundada en lo que se llama la historia socio cultural podemos leer el mensaje de este monumento funerario en una perspectiva diversa, múltiple e interdisciplinaria. 





FRANCISCO ANTONIO DE ESCALADA. Nichos y lápidas con mucha historia.

FRANCISCO ANTONIO DE ESCALADA. Nichos y lápidas con mucha historia.

Fotos personales tomadas el 19 de junio de 2025
RECURSO BIBLIOGRÁFICO.
Francisco Antonio de Escalada fue un destacado funcionario de la ciudad de Buenos Aires durante los últimos años del Virreinato del Río de la Plata y los primeros de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y uno de los principales comerciantes de la ciudad. Presidió en numerosas ocasiones el Cabildo de Buenos Aires y llegó a encabezar de manera provisoria el gobierno.
Biografía
Francisco Antonio de Escalada y Sarria nació en Buenos Aires y fue bautizado el 27 de septiembre de 1749. Fue hijo del español Manuel de Escalada y Bustillo de Ceballos, el más acaudalado comerciante de la ciudad, y de Luisa de Sarria y Leal de la Plaza, nativa de Concepción, Chile.
Tanto él como su hermano Antonio José eran hijos naturales de Luisa de Sarria y Leal de la Plaza legitimados como de Manuel de Escalada y Bustillo de Ceballos por el Rey Carlos III de España en 1772, tal como Antonio José expone en el pedido de Real Provisión de Hidalguía presentado en la Cancillería de Valladolid, como el mismo Manuel confirma en su testamento donde afirma que "Francisco Antonio y Antonio Joseph mis hijos naturales los tuve de soltero en la expresada doña Luisa de Sarria", y Luisa de Sarria en el suyo, en el que establece como sus herederos a sus:"hijos naturales, havidos de barón que no tuvo embarazo, impediente ni dirimente, para haverse casado conmigo, nombrados Francisco Antonio de edad de doze años, y Antonio Joseph de diez, los cuales se mantienen y se han mantenido en mi compañía".
Tras la muerte de su madre, el 13 de febrero de 1762, el padre los llevó a su casa para darles los primeros estudios, los que ellos no quisieron proseguir.
En 1774 su padre dictó testamento y les dejó a los hermanos un tercio de su fortuna, dejando el resto a sus hermanos Fernando, afincado en España, y Miguel, quien vivía en Nueva España (México).
Tra la muerte de su padre, Antonio José viajó a España, con poderes otorgados por Francisco Antonio, a fin de disponer con su tío Fernando de Escalada el destino de los bienes paternos en Castañeda. Durante su permanecía, acordó el casamiento de su prima segunda María Gertrudis Bustillo de Ceballos, de 13 años, con su hermano Francisco Antonio, posiblemente para evitar un posible pleito sucesorio entre los Escalada y los Bustillo.
En 1776 Antonio José de Escalada regresó al Río de la Plata en la fragata Santa Rosalía. En Montevideo transbordaron a la lancha de cabotaje Nuestra Señora de Begonia y el 25 de febrero, anclados frente a la rada de Buenos Aires, se efectuó la boda por poder, ya que Francisco Antonio de Escalada permaneció aún entonces en el muelle.
El matrimonio se instaló en la casa familiar de la calle de la Trinidad (hoy Bolívar). Ese mismo año nació su primer hijo, Josef Manuel Eugenio. Al igual que su padre, Francisco Antonio se dedicó al comercio local, en tropas de carretas que arribaban a Buenos Aires con guías despachadas en la guardia de Luján, y de ultramar.
Cabildo (1777-1779)
El 1 de enero de 1777 Francisco Antonio fue nombrado regidor, Alférez Real, defensor de pobres y tesorero de propios del Cabildo de Buenos Aires y el 7 de mayo se le designó procurador general interino.
El 16 de junio de 1778 fue comisionado por el Cabildo, junto con el regidor Cecilio Sánchez de Velasco, "para correr con la compostura del Fuerte y funciones de comida para el recibimiento del Exmo. Señor Virrey (Vértiz), que por instantes se esperaba", pero Escalada era partidario del virrey saliente Pedro de Cevallos por lo que se excusó mediante escrito dirigido al Escribano capitular Pedro Nuñez aduciendo "la imposibilidad en que se halla para desempeñar este encargo con el esmero que desea".
En efecto, el 9 de abril de ese año, ya nombrado Vértiz (aunque en viaje aún), se presentó una representación en el Cabildo solicitando la permanencia de Cevallos. Redactada por el síndico procurador general Bernardo Sancho de Larrea (marido de una Cevallos), fue firmada por Francisco Antonio de Escalada, y por los capitulares Judas Joseph de Salas, Manuel Martínez de Ochagavía, Diego Mantilla de los Ríos, Miguel Mansilla, Manuel Joaquín Tocornal, Pedro Díaz de Vivar, Cecilio Sánchez de Velasco, Manuel Joaquín de Zapiola y Juan Antonio de Lezica.
El 28 de mayo de 1779 se recibió la respuesta del Ministro Universal de Indias, José de Galves, Marqués de Sonora, quien comunicaba al Cabildo que esa representación efectuada cuando estaba ya nombrado su sucesor era considerada un agravio a "la buena reputación y honor del Sr. Virrey don Juan Joseph de Vértis", por lo que el Rey había resuelto desterrar por un año a las Islas Malvinas a Sáncho de Larrea y a Judas Josseph de Salas y condenar a Francisco Antonio de Escalada y los restantes firmantes a no poder ocupar cargos en la ciudad por un sexenio.
El precio de "reír un rato" (1779)
A fines de agosto de ese año circuló en la ciudad un papel anónimo que ridiculizaba a 45 vecinos y vecinas destacadas, especialmente de los Alvear y los Balbastro. Denominado "Noticia individual de los sujetos y cosas que más chocan en esta ciudad de Buenos Aires", afectaba a empleados del gobierno incluyendo entre esos sujetos y cosas a "Ibáñez el Majo" (Pascual Ibáñez, Sargento Mayor de la Plaza), a "lo tieso de Velasco" (Sebastián Velasco, Oidor de la Real Audiencia), a "la cara asustada de Zenzano" (José Zenzano, Escribano de Gobierno) y a "la fachenda del Contador de Exército, y las narices de su mujer" (Francisco de Cabrera, Contador también de la Real Hacienda y su consorte Josefa Ortíz).
Una copia llegó a manos del virrey Vértiz, quien enterado de que el papel había aparecido por primera vez en casa de Escalada, el 23 de agosto dictó encargó al Ayudante primero de la Plaza Pascual Ibáñez y al Escribano de Gobierno José Zenzano, descubrir al autor de esos escritos, "papeles sediciosos, que se leen incautamente, sin conocer el artificio de sus compositores y contraventores de las disposiciones prohibitivas respecto de pasquines, sátiras, versos, manifiestos u otros papeles injuriosos a personas públicas o a cualquier particular, como se verifica con el que se dirigió a las casas de don Francisco de Escalada, que se pondrá por cabeza de proceso; debiendo ser examinado, en primer lugar, el dicho don Francisco, para que manifieste como llegó a sus manos el original de ese anónimo, que debe entregar con su cubierta o sobre".
Escalada declaró que la noche del 11 de agosto estaban reunidos en su casa, jugando al revesino, el doctor José Vicente Carrancio, Bonifacio de Aramburu, el notario Eufrasio José Boyso, José de San Pedro Lorente, Francisco José Díaz Vélez, Manuel del Moral, Agustín Wright, Manuel del Cerro, Manuel José de Labardén y el capitán de navío Pedro de Cárdenas Blancardi, cuando desde la calle alguien arrojó un sobre que decía; "A don Francisco Antonio de Escalada; suplico a V. la lea en su Tertulia y procure su publicación pasándola a lo de Zenzano".
El doctor Carrancio se guardó la carta sin abrirla, y al día siguiente escribió a Francisco Antonio que "la carta es un convite que se hace a la tertulia y es preciso que usted lo convoque para esta noche, pues no tiene otro objeto que reír un rato". Esa noche en una nueva tertulia se leyó el panfleto, pero en vez de entregarlo después a las autoridades se hicieron copias que circularon de mano en mano.
El 27 de agosto el Virrey condenó a Carrancio a cárcel domiciliaria, bajo pena de 2.000 pesos y embargo, por introducir el anónimo en lo de Escalada y a los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada, y a Agustín Wright, a tener por prisión la ciudad, bajo la misma pena de 2.000 pesos de incumplirla, por haberlo difundido. El 30 de enero de 1780 los Escalada presentaron una queja al rey Carlos III por intermedio del Consejo de Indias por el "agravio que experimentaron en su reputación y crédito, de resultas de un papel anónimo".
Reivindicación (1780-1784)
Cabildo de Buenos Aires (1864).
El 13 de octubre de 1780, pese a estar aún interdicto, el Cabildo lo hizo llamar a su Sala de acuerdos y se le manifestó a manera de desagravio "la gratitud con que había mirado su generosidad en el suplemento gracioso, y sin interés, que havía hecho a la Thesorería de Propios de los pesos y caudales que se necesitaron para los gastos del resivimiento del Exmo. Sr. Primer Virrey dn. Pedro de Cevallos, y que esperaba de su amor a la Patria la continuazión de su generosidad para adelante".
El 27 de junio del siguiente año, el Cabildo reconoció en una acordada "los méritos que ambos Escalada y su difunto padre contrajeron en obsequio y veneficio de esta República". Enunciaba los méritos de Francisco Antonio, indicando que fue elegido en 1777, "Regidor y Defensor de Pobres, Tesorero de Propios y Alférez Real, para el paseo del Real Estandarte, la víspera y día del Glorioso Patrón el Sr. San Martín, cuyas respectivas obligaciones , no se puede negar, las desempeñó con el particular amor, eficacia y generosidad que es público ... como igualmente lo verificó en varias comisiones particulares ... como en las fiestas anuales del Santísimo Corpus Christi y San Bonifacio ... y fue diputado, con don Pedro Díaz de Vivar, para el aseo del Palacio que, a expensas de este Cavildo, se preparó al Exmo. Sr. primer Virrey don Pedro de Zevallos; y con don Pedro Alvarado (organizó) el expléndido convite de tres días que en su resivimiento se le dio, proporcionando ... con zelo infatigable, como con la generosidad con que suplicó para estos gastos, de su propio peculio, la cantidad de más de seis mil pesos.".
Tras dejar constancia "de haver sido el finado don Manuel de Escalada, por su buen nombre y fama en esta ciudad, uno de sus moradores de mayor lustre", y de hacer extensiva esa opinión a sus hijos "como notoriamente lo tienen acreditado, así por lo que queda referido, como porque en la actualidad se hallan sirviendo en grado de ofiziales, en el Regimiento de Infantería de Milicias de esta ciudad. Todo lo qual no podía menos que exponer este Ilustre Cavildo, en obsequio de la verdad; mandando, como manda, que por el presente Escribano se les ponga, a continuación de su pedimento, testimonio de este Acuerdo".[6]​
El 1 de enero de 1783, finalizada la veda real, Francisco Antonio de Escalada fue elegido Alcalde de 2º voto y Juez de Menores. Pasó a desempeñar las funciones de Alcalde de 1º voto en 1784, año en que Vértiz fue reemplazado por Cristóbal Nicolás del Campo, Marqués de Loreto. Fue Escalada junto al Regidor Juan Gutiérrez Gálvez el responsable de ir a recibirlo a Montevideo el 23 de febrero de ese año.
Consulado (1790-1799)
El 21 de agosto de 1790 fue uno de los más de cien firmantes de la reiterada petición para el establecimiento de un "Consulado y Tribunal de Comercio".[7]​En 1791 Francisco Antonio fue elegido nuevamente Regidor.
Finalmente el 30 de enero de 1794 mediante Real Cédula Carlos IV aprobó la solicitud y en junio de ese año quedó establecido el Consulado en Buenos Aires, compuesto por el Prior y los Cónsules Blas de Gainza, Juan Esteban de Anchorena y Juan Antonio Lezica, los Conciliarios Antonio García López, Francisco Ignacio Ugarte, Saturnino Sarassa, Isidro José de Balbastro, Manuel del Cerro, Pedro Díaz de Vivar, Joaquín de Arana, Diego de Agüero y Francisco Antonio de Escalada, el Síndico Cristóbal de Aguirre, el Contador José María del Castillo y el Secretario Manuel Belgrano.
Escalada desempeñó sus funciones como Conciliario en el Tribunal de Comercio. En esas circunstancias, en 1797 protagonizó un áspero debate con el Síndico Juan Ignacio Ezcurra, defensor del proteccionismo mercantil. El detonante fue el arribo a Montevideo el 13 de marzo de la sumaca San Juan Bautista y de la lancha Nuestra Señora de Montserrat, tras transportar carne y harinas a las costas de África e "islas francesas conquistadas por los ingleses" y regresar con esclavos, azúcar, aguardientes, café y algodón.
Escalada, afirmó que a causa de la guerra contra Inglaterra, las actividades de salazón de carnes se habían visto muy afectadas, "con inminente riesgo de que se pierdan los muchos quintales que de ellas tenemos estancadas, igualmente en las harinas, trigo y demás frutos", considerando que permitir su exportación no causaría "daño alguno al Estado ni al Comercio de la Península, antes sí mucho bien en que no se desperdicien nuestras producciones(...) y también aquel comercio, por la íntima relación que tiene con el florecimiento del nuestro, que, por lo tanto, no debe causarle celos, siquiera en tiempos de no poder proveernos del renglón de aguardientes de España, en medio de su gran consumo aquí y de la escasez y precio alto en que está, con conocida pérdida de nuestros fondos, reducidos a unas producciones, aunque abundantes, de valor ínfimo; pero que exportadas a las colonias extranjeras presentan una ganancia tan considerable que solo un gobierno indolente pudiera despreciarlas".
Escalada apuntaba directamente "al tirano estanco mercantil de Cádiz": "Poco nos importa - dijo - que se perjudique Cádiz en uno, o más propiamente que deje de ganarlo, si, nosotros, con ese uno, aventajamos un ciento" y agregaba "Nosotros no somos apoderados del comercio de Cádiz, ni del de Lima, ni Habana, ni tenemos representación para reclamar sus fantásticos derechos sobre nosotros". Su afirmación de "que el atraso del comercio, de la agricultura y de la industria en América tenía por origen la falta de libertad, y que el fomento de ella por medio de la libre extracción de sus productos debía ser todo el fin y el único objeto de la política del gobierno", sirvió como antecedente de la redacción de la Representación de los Hacendados de 1809.
Ese fue su último año en el Consulado. En 1799 fue elegido nuevamente como Alcalde de 1º voto
Invasiones Inglesas (1806-1807)
Producida la primera de las Invasiones Inglesas y tras la reconquista de Buenos Aires por las fuerzas al mando de Santiago de Liniers en agosto de 1806, el Cabildo convocó para el 14 de agosto "a todas las clases aforadas" y vecinos representativos (100 invitaciones) a un Cabildo Abierto para determinar la forma de dar gracias a Dios por la victoria obtenida. No obstante el verdadero objetivo era "hacer a un lado la autoridad militar de un Virrey como el Marqués de Sobremonte, para depositarla en la fidelidad y el coraje del Comandante Liniers".
El 14 a las 11 de la mañana se reunió el Cabildo Abierto en la sala principal del Cabildo con la asistencia de 98 invitados, mientras en la Plaza Mayor y ocupando los pasillos y dependencias del edificio se agolpaba una multitud de 4000 personas. Los miembros del Cabildo Abierto eran el Obispo, 2 Consejeros Reales y 7 Oidores, el Intendente, 2 contadores y 2 Ministros de la Real Hacienda, 2 canónigos y 3 prelados de las órdenes franciscanas, mercedaria y bethlemita, 8 jefes militares, 10 cabildantes y 3 miembros del Consulado, 9 abogados, 2 médicos y 48 propietarios y comerciantes. Uno de esos comerciantes era Francisco Antonio de Escalada.
Tras decidir celebrar un Te Deum, otorgar 12 dotes para doncellas, informar al Rey y al Virrey acerca de la Reconquista, otorgar pensión a las viudas de los muertos en la lucha, organizar fuerzas militares para rechazar una previsible segunda invasión e inventariar con idéntico objeto los recursos de guerra y alimentación disponibles, el Alcalde Francisco Lezica puso a consideración de la Asamblea el problema de fondo: si se le debía o no admitir en el mando de las fuerzas al Virrey Sobremonte siendo público y notorio que las tropas y el pueblo no aceptaban su jefatura, planteo cierto pero revolucionario en sus efectos.
El momento había sido previsto por Juan Martín de Pueyrredón, Juan José Paso, Joaquín Campana y Manuel José de Lavardén: ante el planteo de Lezica una multitud irrumpió en la sala exigiendo que Sobremonte fuera substituido por Liniers, lo que fue aceptado por la asamblea, incluyendo el voto de Francisco Antonio de Escalada.
Tratando de atemperar las consecuencias legales de esa decisión, una comisión integrada por el fiscal del Consejo de Indias José Gorbea Vadillo, el regente de la Audiencia Lucas Muñoz Cabero y el síndico procurador Benito de la Iglesia, fue enviada a solicitar a Sobremonte, que regresaba de Córdoba que delegara el mando a favor de Liniers. La entrevista se efectuó en Fontezuelas y el 28 de agosto desde San Nicolás de los Arroyos Sobremonte firmó finalmente el nombramiento de Liniers como comandante general de Armas, reservando el mando político a la Real Audiencia de Buenos Aires, tras lo que marchó a Montevideo con el propósito de encabezar la defensa de esa plaza ante la prevista invasión.
Revolución de Mayo (1810-1814)
Escalada fue uno de los asistentes al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, en carácter de miembro del Consulado al igual que Belgrano. El acta capitular refleja su voto: "Por el Señor Don Francisco Escalada se dixo; que se conformava en todas sus partes con el voto del Señor Comandante, Don Martín Rodríguez", el que a su vez afirmaba "que en la imposibilidad de conciliar la permanencia de la autoridad del Gobierno con la opinión pública, reproducía en todas sus partes el dictámen del Señor don Cornelio Saavedra y de que el Señor Síndico tenga voto activo y decisivo en su caso, es decir, activo cuando no haya discordia, y decisivo cuando la haya". Finalmente, el voto de Saavedra proponía "que consultando la salud del pueblo, y en atención a las actuales circunstancias, debe subrogarse el mando superior que obtenía el Excelentísimo Cabildo, interín se forme la Corporación o Junta que debe ejercerlo, cuya formación debe ser en el modo que se estime por el Excelentísimo Cabildo, y que no quede duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando".
En noviembre de 1814, Escalada fue comisionado para el arreglo de la contribución de fincas.
Caída de Alvear (1815).
El 1 de enero de 1815 Francisco Antonio fue elegido Alcalde de 1º voto del Cabildo[11]​
El 9 de enero renunció el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio de Posadas y la Asamblea designó para el ejecutivo a su sobrino, el general Carlos María de Alvear, quien asumió el 12 de enero. Pese a las medidas formales de reconocimiento al nuevo mandatario dispuestas por el Cabildo encabezado por Escalada, Alvear era recibido
con un desagrado general del público que no le adoptó semejante elección, con perjuicio de otros hombres de mérito que debían de haberlo sido; como también por las fatales consecuencias que de este nombramiento podrían originarse con las provincias y el ejército del Perú, que no lo quisieron de General, y ahora les dan un bofetón, con nombrarlo de General y Director Supremo del Estado; agraviando igualmente a esta capital, que no lo quería de una ni otra cosa; de manera que la Asamblea ha dado en esto, según dicen todos generalmente, un paso antipolítico, que está en riesgo que el Perú niegue totalmente la obediencia a Buenos Aires, y se gobierne independientemente.[12]​
En efecto, el 30 de enero los mandos del Ejército del Norte se pronunciaron ante su comandante el general José Rondeau contra Alvear: Martín Rodríguez, Manuel Vicente Pagola, Cornelio Zelaya, Carlos Forest, Martín Güemes, Juan Ramón Rojas, Rudecindo Alvarado y Domingo Soriano Arévalo, junto a otros 7 oficiales, en nombre de "los respectivos Cuerpos que representamos, prontos a dar la vida por su Patria, y en unión con todos los pueblos del Perú y el heroico de la Capital, cuyos representantes gimen oprimidos, víctimas de una facción horrorosa, protestan ante V. E. no obedecerán orden alguna del Director nombrado, Brigadier D. Carlos María de Alvear, por creerlo sospechoso, incapaz de llevar adelante el sistema de libertad que han jurado los americanos, y ser su elección notoriamente contraria a la voluntad declarada de todos los Pueblos".
A la pérdida del ejército del norte, Alvear sumaba la oposición de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones y Corrientes, provincias bajo la influencia de Gervasio Artigas, la desobediencia civil del cabildo y pueblo de la provincia de Mendoza ante su decisión de reemplazar a su gobernador José de San Martín y la oposición general de la población de Buenos Aires, que repudiaba lo que consideraban ya una abierta dictadura.
Para salvar su gobierno Alvear intentó primero reducir a Artigas, enviando a esos efectos una división contra la provincia de Santa Fe al mando del coronel Ignacio Álvarez Thomas, pero este al llegar a Fontezuela (Pergamino) el 3 de abril se sublevó y marchó sobre Buenos Aires. Alvear acantonó su tropas en Olivos, pero pronto fue incapaz de frenar la deserción. En la ciudad el gobernador intendente Miguel Estanislao Soler y el Cabildo presidido por Escalada iniciaron también el levantamiento, dando el golpe final a Alvear, quien renunció el 16 de abril:"El Alcalde de 1º voto don Francisco Escalada en nombre de aquella corporación, mandó levantar una horca frente a las casas consistoriales, para Alvear si era vencido".
Tras quedar provisoriamente a cargo del gobierno supremo, el cabildo encabezado por Escalada convocó a elecciones. Los 12 electores más votados por el pueblo nombraron Director Supremo al brigadier José Rondeau, y en su ausencia como suplente al coronel Álvarez Thomas.
Milicias Cívicas
El 2 de mayo el Cabildo acordó que le fueran restituidos al cuerpo los honores de "Capitán General de la Provincia" que Alvear le había quitado, por lo que el Estatuto Provisional le concedía "el empleo de Brigadier nato de la Milicia Cívica" y a su Alcalde y Presidente, en este caso Francisco Antonio de Escalada, el derecho a vestir "la banda y plumaje de color azul y blanco, como insignia y distintivo de aquel grado".
Respecto de la declaración de traidor a Artigas, el 10 de mayo el Cabildo resolvió dar un "irrefutable testimonio del aprecio que le merece la conducta del General de los Orientales", Artigas, afirmando que el ayuntamiento había sido forzado "por la fuerza y amenazas del Tirano a suscribir la iniqua Proclama ultrajante del distinguido mérito de aquel Gefe" y ordenando que "se quemen por mano de verdugo, en medio de la Plaza de la Victoria, los exemplares que existen y conserbaban de dicha Proclama".
El 20 de mayo el Cabildo eligió como jefes de la infantería de la flamante Milicia Cívica al coronel Blas Pico, al teniente coronel Juan Pedro Aguirre y comandantes Luciano Montes de Oca y José Domingo Urien, y de la caballería al coronel Pedro Ibáñez, el teniente coronel Clemente Díaz de Medina y el sargento mayor Pedro Uriondo, sumándose luego el coronel Miguel de Azcuénaga y los sargentos mayores José María Escobar y Máximo Zamudio.
Las fuerzas se organizaron con rapidez. Los escuadrones de caballería cívica establecieron sus cuarteles para una eventual movilización en el convento de los Recoletos Franciscanos, mientras que los tercios de infantería ocupaban la Barraca (embargada al alvearista Antonio Cornet) y el viejo Seminario y la casa lindera del francés Duval, frente a la Plaza de la Victoria e inmediatas al Cabildo.
Director por tres horas (1816)
El 22 de agosto, los electores (12 por la ciudad y 11 por la campaña bonaerense) eligieron los diputados de Buenos Aires ante el Congreso de Tucumán: Pedro Medrano, Juan José Paso, Antonio Sáenz, Fray Cayetano José Rodríguez, José Darragueira, Tomás Manuel de Anchorena y Esteban Agustín Gascón.
Dado que Medrano, Gascón, Sáenz y Tomás de Anchorena habían sido elegidos diputados por Buenos Aires y José Mariano Serrano por Chuquisaca, la Junta de Observación debió renovar sus miembros siendo electos Ramón Eduardo de Anchoris, José Joaquín Ruiz, Juan José Cristóbal de Anchorena, José Miguel Díaz Vélez y Pedro Fabián Gómez; y como suplentes Miguel Mariano de Villegas, Antonio José de Escalada, Manuel Hermenegildo de Aguirre, Felipe Arana, Miguel de Irigoyen y José Gabino Blanco.
El 1 de enero de 1816 Francisco Antonio de Escalada fue reelegido como Alcalde de 1º voto.
Tras la derrota de Rondeau en la batalla de Sipe Sipe, el fracaso de las negociaciones con Artigas y el conflicto de poder entre la Junta de Observación y el director Supremo, la posición de este se debilitó rápidamente. El rumor de que a resultas de las misiones internacionales de Manuel José García en Río de Janeiro, y de Manuel de Sarratea, Belgrano y Bernardino Rivadavia en Europa se entregaría el país a alguna monarquía, hizo el resto. La Junta de Observación intimó a Álvarez Thomas a que remitiera todos los documentos y correspondencias relativas a dichas misiones, ante lo que el director convocó a un Cabildo Abierto para el 13 de febrero para reformar el Estatuto y restarle atribuciones a la Junta de Observación.
La Junta, con el apoyo del Cabildo, decretó la cesantía de Álvarez Thomas y nombró Director interino a Francisco Antonio de Escalada, "a quien lo hicieron reconocer por tal a las tropas y al pueblo por un bando. El Síndico don Juan Cossio supo este hecho, e inmediatamente junta al pueblo este mismo día, va a Cabildo, hace presente la tropelía echa al Director Álvarez, y la ninguna facultad que le asistía por sí solo, sin conocimiento del pueblo, para nombrar a otro; de cuyas resultas el pueblo depone a Escalada, y repone a Álvarez, de manera que Escalada fue Director por tres horas, pues se reconoció a las 9 de la mañana, y a las 12 del mismo día cesó".
El Cabildo Abierto nombró una nueva Junta llamada "Reformadora", entre cuyas funciones estaría renovar el Estatuto y que estaba integrada por Manuel Antonio Castro, el Deán Gregorio Funes, los presbíteros Luis José de Chorroarín y Domingo Achega y el abogado Tomás Antonio Valle, y una "Junta de Vigilancia" o "Comisión de Seguridad Individual" integrada por Miguel Mariano de Villegas, Juan García de Cossio y el gobernador intendente Manuel Luis Oliden. La situación pronto se tornó inmanejable para Escalada, ante un Cabildo que conservaba en teoría sus atribuciones y dos Juntas que ceñosas de sus prerrogativas se consideraban en última instancia como soberanas.
Tratado con Santa Fe
En la provincia de Santa Fe, las fuerzas de Buenos Aires al mando de Viamonte capitulaban ante las tropas de Mariano Vera, por lo que el nuevo Comandante del Ejército de Observación, Manuel Belgrano, envió al coronel Eustaquio Díaz Vélez a negociar la paz con Vera. Sin embargo, Díaz Vélez llegó por su cuenta a un acuerdo con el representante de Vera, Cosme Maciel. El 9 de abril por el llamado tratado de Santo Tomé acordó la finalización las hostilidades, el retiro de las tropas directoriales, el reconocimiento como reemplazante de Belgrano al frente del Ejército y la destitución del Director Supremo.
Ante la situación, Álvarez Thomas finalmente renunció, por lo que la Junta de Observación el 16 de abril nombró en su reemplazo al brigadier Antonio González Balcarce. Escalada fue designado junto a al coronel Marcos Balcarce y al doctor José Miguel Díaz Vélez, junto al diputado Miguel Calixto del Corro designado por el Congreso de Tucumán, para llegar a un tratado definitivo con Vera.
Dicho tratado, por el que se reconocía la autonomía federal de Santa Fe hasta la sanción de la Constitución, el envío de diputados de Santa Fe al Congreso y el pago de indemnizaciones por los daños causados por las tropas de Viamonte, fue ratificado por Vera, pero Buenos Aires lo envió en cambio al Congreso. Allí, el diputado Gascón propuso modificaciones, por lo que Vera a principios de julio abandonó las negociaciones y expulsó a Escalada y a los restantes enviados porteños.
Provincianismo extemporáneo
Ante el temor de que el Congreso nombrara a un Director Supremo enemigo de la preeminencia de Buenos Aires, estando en firme la candidatura del salteño José Moldes, surgió un partido que propugnaba una efectiva provincialización de Buenos Aires. Si bien el 3 de mayo el Congreso de Tucumán elegía finalmente para el puesto a Juan Martín de Pueyrredón, en Buenos Aires se presentaban dos petitorios para que Buenos Aires se convirtiera en provincia y dejara de ser capital y como tal, asiento de los poderes nacionales y del Congreso.
Balcarce, apoyado por Soler, convertido en caudillo de los "cívicos" (las milicias urbanas), Manuel Dorrego y Pinto entre otros, convocó a un Cabildo Abierto en la Iglesia de San Ignacio, lo que era rechazado por el Cabildo presidido por Escalada y la Junta de Observación encabezada por Juan José de Anchorena, quienes eran partidarios de convocar a elecciones para resolver la cuestión. El cabildo abierto se efectuó el 19 de junio sin la asistencia del cabildo regular y de la Junta de Observación, pero aun así se resolvió la convocatoria a la elección de representantes.
Ante las noticias de que los portugueses habían invadido la Banda Oriental, la Junta de Observación y el Cabildo acusando a Balcarce de "introducir la desunión" y "promover un provincianismo extemporáneo" lo depusieron y el 11 de julio designaron a Francisco Antonio de Escalada y a Miguel de Irigoyen, miembros de la Junta como gobernantes interinos, hasta la llegada del Director Supremo, Pueyrredón, lo que se hizo efectivo pocos días después, el 9 de agosto, retomando Escalada su lugar en el Cabildo.
El 13 de septiembre de 1816 Francisco Antonio de Escalada hizo jurar en la Plaza de la Victoria la independencia de las Provincias Unidas proclamada en Tucumán el 9 de julio.
Últimos años (1816-1835)
Pese a su avanzada edad, en 1820 fue designado miembro de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, presidiendo el organismo. Fue así el firmante del Manifiesto de la Honorable Junta de Representantes de la Provincia de Buenos-Ayres a todas las demás hermanas de septiembre de ese año de la anarquía, por el que se llama a superar el estado presente de la nación ante el que expresa "¡Que espectáculo desconsolante y aflictivo", comunican las primeras noticias del reconocimiento de la independencia por los Estados Unidos, anuncia el envío de diputados a Córdoba. Falleció el 5 de diciembre de 1835 en la ciudad de Buenos Aires, a los 86 años de edad.
En su tumba en el Cementerio de la Recoleta, declarada Monumento Nacional, puede leerse "Aquí yace Don Francisco Antonio de Escalada quien sirvió a su patria en los cargos más graves y honoríficos. Proclamó solemnemente su independencia y mereció el amor y el respeto de sus conciudadanos por su rectitud, desinterés y religiosidad. Falleció a los 86 años el 7 de diciembre de 1835, lo acompaña su hijo el Coronel D. José María de Escalada que murió el 14 de diciembre de 1839 a los 52 años de edad".
Los hermanos escoceses Juan y Guillermo Parish Robertson dirían de Francisco Antonio de Escalada que "era la más perfecta personificación del español grave, digno y urbano. Actuaba en forma prominente en los negocios principales de su ciudad natal", y continuaban: "Nunca hizo más honor a la toga civil un patriota mas decidido. Verlo con su sombrero tricornio, a la usanza antigua, y su vara negra de Alcalde (...) hacía pensar en un gentilhombre de los mejores tiempos. Pertenecía a una de las familias más distinguidas del país, y su conducta pública fue siempre irreprochable. Sean estas palabras un modesto elogio a uno de los más distinguidos ciudadanos de Buenos Aires."
Tuvo numerosos hijos: José Manuel, José María, María Angela, ​ Francisco José, Lázaro Nicolás, María Bárbara, ​ María Toribia, Mariano José, Eugenio José,[26]​ Inocencio​ y Victorino José de Escalada y Bustillo Ceballos

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